Izquierda Unida y el Partido Andalucista (PA) respaldan la propuesta planteada por la Junta Islámica de España a los partidos políticos con representación en el Parlamento de Andalucía para que el Gobierno autonómico inste al Ejecutivo central a conceder la nacionalidad española, bajo determinadas premisas, a los descendientes de los moriscos expulsados de España en el siglo XVI.

El presidente de la Junta Islámica de España, el cordobés Mansur Escudero, señaló que hay que «reparar el olvido histórico al que han sido sometidos los moriscos, a los que hay que equiparar con los judíos sefardíes».

«El objetivo que se persigue es muy simple y también justo, que el Estado reconozca a los descendientes de los moriscos expulsados de Al – Andalus los mismos derechos preferentes para adquirir la nacionalidad española que ya se les concedieron a los sefardíes», dijo en una entrevista a Europa Press.

Escudero presentó esta petición en la Consejería de Presidencia de la Junta, y en el proceso de traslado de esta resolución a los partidos políticos, IU y PA mostraron su respaldo a la misma. La idea es que ambos partidos – se confía en contar también con el PSOE – «promuevan una proposición no de ley que dé cauce legal a la iniciativa, habiéndose determinado que la fórmula adecuada para ello sería modificar el artículo 22.1 del Código Civil, en el que ya se reconoce el derecho preferente a la nacionalidad española a los sefardíes, añadiendo el mismo derecho para los descendientes de los moriscos», dijo Escudero.

En la exposición de motivos de la proposición se sugiere añadir el término andalusíes a la segunda excepción del citado artículo 22.1 del Código Civil. De esta forma, bastarían dos años de residencia legal, continuada, ininterrumpida e inmediatamente anterior a la petición de la nacionalidad española, para que pudieran adquirirla los nacionales de origen de países iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial, Portugal, sefardíes y, si así se determina, también de andalusíes.

«Con esta propuesta no sólo se trata de conseguir una reparación jurídica, sino también sentimental, como símbolo de justicia histórica y expresión práctica de la Alianza de Civilizaciones que propuso en la ONU el presidente Zapatero», señaló.

Los descendientes de esos moriscos viven sobre todo en Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Mauritania y Mali.