MADRID. - Era un chico normal. No se metía en problemas ni se reunía con malas compañías. Luis Fernando Guamán Porras, que resultó herido de muerte el viernes por la tarde por una puñalada cercana al corazón, tenía 19 años y encontró la muerte por una mala mirada. Luis Fernando se encontraba con un amigo en la calle de José Luis Arrese, en el distrito de Ciudad Lineal, cuando se les acercó un grupo de jóvenes y comenzaron una pelea. Según los familiares de la víctima, las «risas» y las «miradas» del joven les provocaron.

Llegó desde Machala (Ecuador) hace cuatro años y desde entonces vivía con su madre. No tenía trabajo fijo y estaba a punto de ingresar en un centro de estudios, pero de vez en cuando echaba una mano en alguna obra.

Salía con los amigos y trabajaba cuando podía, pero no pertenecía a ninguna banda latina, al menos eso es lo que asegura la familia de la víctima. Ni Latin Kings, ni Ñetas ni Dominican Don’t Play. Nunca antes se había metido en problemas. De hecho, y aunque la Policía ya ha descartado que la pelea se produjese por un enfrentamiento entre dos de estas bandas, la familia de Luis Fernando Guamán Porras, al igual que los agentes, señala que los agresores del joven eran de nacionalidad dominicana.

Los asaltantes están en paradero desconocido desde que el pasado viernes tuviese lugar la reyerta. No se ha hallado el arma homicida ni se ha identificado a los culpables, pero la Policía busca a dos suramericanos. Las investigaciones apuntan a que la disputa se produjo por una «cuestión de territorio o vecindad», ya que los agresores eran conocidos en la zona, pero no lo era la víctima, según señala la Policía.

Los hechos ocurrieron a las 19,30 horas del viernes, pero no fue hasta casi las 21.00 horas cuando la familia de Luis Fernando se enteró de lo ocurrido. No conocen mucho sobre el suceso, sólo lo «poco» que les cuenta la Policía. «Vosotros sabréis más que nosotros y os enteraréis antes de todo», protesta Irina Porras, tía del joven apuñalado, refiriéndose a los medios de comunicación.

Por una mala mirada

Lo que les cuentan es que Luis Fernando se encontraba con un amigo, de origen español, en la calle de José Luis Arrese, en el barrio de La Elipa, cuando varios jóvenes se les acercaron y comenzaron a discutir. De las palabras pasaron a las manos y el chico ecuatoriano recibió una puñalada. «No les gustó que se riera ni que les mirara», comenta un familiar. Le asestaron un navajazo en el hemitórax izquierdo, muy cerca del corazón. La sangre le encharcó el órgano y éste dejó de latir.

Los médicos del Samur – Protección Civil consiguieron mantenerlo con vida hasta su llegada al Hospital Gregorio Marañón gracias a una complicada maniobra para extraer la sangre y devolverle el latido. Sin embargo, poco después, alrededor de las 23 horas, el corazón de Luis Fernando dejó de latir definitivamente.

Los familiares y amigos no se lo podían creer. El amigo que le acompañaba le había rogado a gritos que no se muriera, según comentaron los médicos del Samur, pero no le aguantaron las fuerzas. «Cada vez que ocurre algo así lo vives como un problema social, pero nunca crees que te va a pasar a ti… hasta que te pasa», indica la tía de Luis Fernando.

El deseo de la madre y demás familia del joven es poder repatriar el cuerpo hasta Ecuador y enterrarlo en Machala, ciudad natal del chico. No obstante, el cadáver deberá permanecer en Madrid hasta que todos los documentos estén en orden para el traslado.

A pesar de que la Policía ya ha descartado que la pelea se produjera entre dos bandas rivales, continúa investigando si el suceso mantiene alguna relación con la reyerta ocurrida el 27 de octubre entre los Dominican Don’t Play y los Ñetas. Durante la pelea, que se produjo por la posesión de unas canchas de baloncesto cercanas al parque de Ascao, dos jóvenes de 17 y 19 años resultaron heridos. El menor fue apuñalado de gravedad en el riñón. El otro recibió un navajazo en las nalgas. Los agentes intentan esclarecer ahora si Luis Fernando fue atacado como venganza por esta primera reyerta.