El 50 por ciento de los inmigrantes desarrollan algún trastorno psíquico

ABC, 09-12-2006

M. ASENJO

MADRID. Es una de las enfermedades del siglo XXI y tanto los más afectados como la población de mayor riesgo son los inmigrantes irregulares. Se trata del «síndrome de Ulises», en referencia al héroe mitológico griego, una patología que podría sufrir uno de cada tres «simpapeles». Si nos atenemos a los últimos datos del padrón, cerca de 400.000 inmigrantes (un tercio de los que supuestamente se encuentran en situación ilegal, aunque las cifras difieren) podrían verse afectados por este síndrome.

Lo cierto es que cerca del 50 por ciento desarrolla enfermedades o trastornos mentales a los dos o tres años de llegar a España, según los datos que maneja la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), que en su reciente congreso ha debatido el tema de la atención a los inmigrantes.

En las sesiones se puso de manifiesto que los médicos de Atención Primaria están descubriendo una «terrible incidencia en la aparición de trastornos psíquicos» en los inmigrantes, ya que pese a estar aparentemente sanos, la mitad sufre problemas de salud mental.

Ansiedad y depresión

Según el vicepresidente de Semfyc, Asensio López, entre un 25 y un 30 por ciento sufre ansiedad y más del 25 por ciento, depresión. Paralelamente, un 20 por ciento de los españoles que acuden a las consultas de atención primaria padecen problemas mentales, la ansiedad afecta al 16 por ciento y la depresión se da entre un 8 y un 10 por ciento de los casos. Los especialistas concluyen que «los inmigrantes sufren más del doble de problemas mentales que los españoles».

Asimismo, un estudio del Servicio de Atención Psicopatológica a Inmigrantes y Refugiados (Sapir) de Barcelona refleja que casi el 77 por ciento (76,7) de inmigrantes entre 20 y 30 años sufre cefaleas frente al 3 por ciento de la población española de la misma edad.

Gran parte de estos inmigrantes (los irregulares) sufren el «síndrome de Ulises», Es una patología – o mejor, un conjunto de patologías – , que se ha desencadenado con mayor fuerza en los últimos cinco años coincidiendo con la explosión de la inmigración irregular. En palabras de sus descubridores, «el trastorno se caracteriza por un estrés superior a las capacidades de adaptación».

En el análisis de este fenómeno, los expertos distinguen dos tipos de inmigrantes ilegales. Por un lado, los que entran de forma clandestina en un país, fundamentalmente a través de redes organizadas para este fin. Como deben pagar elevadas sumas para lograr su objetivo, la mayoría se endeuda y ha de hacer frente al coste del viaje con intereses una vez que ha llegado al país elegido, lo que endurece su situación y les conduce al síndrome.

La segunda modalidad la integran los inmigrantes que llegan legalmente a un país pero se convierten en ilegales al permanecer en él una vez caducado su permiso de residencia (esta situación se da en menor medida). Las preocupaciones, el miedo, el desarraigo, el haber dejado a sus seres queridos en el país de origen deriva en patologías psíquicas.

Con estas premisas, ¿cómo se define este síndrome? Su descubridor, el psiquiatra Joseba Achotegui, profesor de la Universidad de Barcelona y director del Sarpir, lo define como el trastorno provocado por «un estrés superior a las capacidades de adaptación». Se trata del síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple, aunque también presenta aspectos comunes con otros trastornos provocados por el estrés agudo, los trastornos de adaptación o el estrés traumático.

Inicialmente, el doctor Achotegui pensó en otro nombre para identificarlo pero se inclinó por denominarlo «síndrome de Ulises» porque los naufragios de Ulises y su sufrimiento narrados en la Odisea expresan mejor la situación de los inmigrantes que lo sufren. Son los «ulises» del siglo XXI.

Sociedad desconocida

El cuadro típico de síntomas ligados a ese síndrome, que afecta a personas de etnias y de procedencias geográficas y culturales muy distintas (y ante el que las mujeres parecen más vulnerables), tiene como signo de identificación un factor externo: la tensión y el miedo que provoca llegar y vivir en una sociedad de forma irregular, en una sociedad desconocida, una situación límite y un ambiente en ocasiones hostil.

Según los expertos, se presenta en forma de tristeza, llanto, tensión, nerviosismo, dolor de cabeza, irritabilidad, insomnio, fatiga e incluso de enfermedades imaginarias porque somatizan sus problemas. En muchos casos, los inmigrantes interpretan estos fenómenos patológicos desde la cultura tradicional de su lugar de origen y atribuyen sus desgracias a brujería o magia.

La situación se hace especialmente difícil para los latinoamericanos y magrebíes, tal vez porque son los que tiene más expectativas al llegar a España y los que peor afrontan la situación cuando ésta se tuerce. Los hijos dejados atrás, al cuidado de familiares o incluso amigos, influyen asimismo en esta situación.

¿Y qué solución tiene el problema? Los expertos aseguran que no está únicamente en la Medicina. Entienden que primero hay que actuar sobre las causas sociales que provocan el síndrome y buscar fórmulas de integración y de superación del desarraigo. Y, ya después, aplicar medidas psicológicas, farmacológicas , sanitarias y legales para aliviar el sufrimiento de estas personas.

Los inmigrantes irregulares sufren en mayor medida el «síndrome de Ulises»

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)