Westerman reflexiona sobre el colonialismo en 'el negre i jo'

Diario de Noticias, 09-12-2006

barcelona. El escritor y periodista Frank Westerman recupera en El negre i jo (El negro y yo) al guerrero bosquimano disecado que se exponía en el Museo Darder de Banyoles (Girona), a través de lo cual reflexiona sobre la herencia del colonialismo, e invita a romper con el racismo, “un fenómeno aún muy presente”.

Lejos de escribir un texto basado en una investigación periodística sobre los orígenes y la historia del guerrero bosquimano, Westerman expone las reflexiones a las que ha llegado más de veinte años después de que lo viera en el Museo Darder de Banyoles, cuando realizaba un viaje por tierras catalanas. La imagen del guerrero disecado, que en 1830 unos naturalistas franceses, los hermanos Verreaux, desenterraron, y posteriormente trasladaron a París y a Barcelona, provocó en el autor “una especie de vergüenza”, que le llevó a quererlo saber “todo” sobre el denominado negro de Banyoles , explica Westerman.

Se perdió los primeros años de la polémica que la presencia del guerrero bosquimano disecado en el museo catalán suscitó en todo el mundo, y de hecho, no fue hasta después de su entierro, en 2000, cuando empezó a escribir El Negre i jo (Viena Edicions), traducida ya a varios idiomas. “El negro me tiró un espejo, que yo he cogido y he intentado examinar”, afirma Westerman, que considera que el cuerpo del guerrero “nos hablaba, en el fondo, de nosotros y de cómo veíamos al otro”, algo que le ha llevado a reflexionar sobre “la forma como los europeos vemos lo exótico. Ahora el término negro está prohibido en muchos sitios, pero en Suráfrica, después del apartheid , sigue siendo un tema recurrente y en los resultados de las elecciones se siguen dando los votos por razas”, afirma.

Al final, la historia, que provocó la reacción de instituciones internacionales, terminó con un entierro cristiano en Botsuana, en octubre de 2000. >efe

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