El Centro de Internamiento de Extranjeros de Hoya Fría, en Tenerife, volvió ayer a ser noticia, aunque en esta ocasión no por saturación. Un inmigrante subsahariano de 20 años murió la noche del viernes tras vomitar sangre «a borbotones», según denunció a El MUNDO el presidente de la Confederación Española de Policía en las Islas, Agustín Brito.

El joven interno comenzó a sentirse mal pasadas las 22 horas, y tras ser conducido a los servicios más cercanos, los de los propios agentes, «comenzó a vomitar sangre limpia». Los funcionarios que le acompañaron vieron cómo el inmigrante, seguidamente, caía al suelo y moría al instante. Cuando llegaron los médicos al centro, sólo pudieron constatar su muerte.

Tras el suceso, policías y asistentes del centro deben utilizar mascarillas y guantes. «La psicosis es enorme. Los agentes tienen familia y quieren saber las causas de la muerte. Si se trata de una enfermedad infectocontagiosa, todos corren un gran riesgo; pero siempre nos encontramos con el silencio de la Administración, en este caso de la Delegación del Gobierno y el Ministerio de Interior», se queja Brito.

Por otra parte, un cayuco con 104 inmigrantes ‘irregulares’ a bordo arribó ayer al puerto de La Restinga, en la isla de El Hierro. En el grupo viajaban dos mujeres y ningún menor de edad. Dos de ellos fueron hospitalizados con síntomas de deshidratación.

Y en Ceuta, ocho inmigrantes de origen asiático fueron detenidos junto al patrón de una barcaza al desembarcar en Ceuta, según informa José Coronado.