Una argentina de 58 años que viajó el jueves a España para anticiparse el nacimiento de su nieta fue deportada por Migraciones. Llegaría hoy a Ezeiza, según le confirmó a Clarín el consulado argentino en Madrid.

Olga Norma Lescano planeó este viaje durante ocho meses. Empacó ropa de bebé celeste para llevarle de regalo a Urko, su nieto de un año y medio, y rosa, para la beba que viene en camino. Pero nunca imaginó, después de haber hecho cuatro visitas anteriores a ese país, que la arrestarían y la mantendrían incomunicada.

“La tratan como a una criminal”, se quejó desde Canarias, España, Sonia Romero Betere, la única hija de Olga, que vive allí desde hace seis años y que está casada hace tres con un alemán.

“Mi mamá está viviendo los peores tres días de su vida. Es una pesadilla. Recién hoy (por ayer) me dejaron hablar con ella diez minutos y se desahogó llorando al teléfono. La está pasando realmente mal”, agregó Sonia, que el mes próximo dará a luz a su segundo hijo.

El jueves por la tarde, después de viajar en un vuelo de Air Madrid directo a Tenerife, Olga fue detenida en el aeropuerto por Migraciones. Según precisó el Consulado argentino en Madrid, fue por no cumplir con algunos requisitos para ingresar a España: “una carta de invitación de un residente español, tener como mínimo 3.000 euros en el bolsillo y no poseer reserva de hotel”.

Sin embargo, el Consulado se mostró muy sorprendido por la deportación de la mujer: “No tiene el perfil de una persona con intenciones de quedarse a vivir en España”, dijeron.

“Iba sólo a pasar las fiestas de fin de año allá y a ayudar a su única hija con el nacimiento de su segundo nieto. Había hecho lo mismo con el primero y nunca tuvo ningún inconveniente”, comentó Omar, el esposo de Olga, desde su casa en Palermo.

Con las valijas sin abrir y la ilusión quebrada por no haber podido ver a sus nietos, Olga llega hoy a Buenos Aires, antes de lo que había planeado.

“Tolerancia cero” para todos

Desbordada por la avalancha de indocumentados africanos que llegan a diario a las costas de las Islas Canarias, el gobierno de España proclamó que tendrá “tolerancia cero” en su política migratoria y reclamó ayuda a la Unión Europea para repatriarlos a sus países de origen. Entre enero y agosto llegaron a las Canarias unas 20.000 personas escapando de la pobreza en precarias embarcaciones, cuatro veces más que el año pasado. Y a pesar de que este no es el caso de los argentinos, Migraciones mide a todos con la misma vara.