El sonsonateco Martín Alberto Pérez, de 42 años, asegura sentir temor por la aprobación de dos nuevas ordenanzas en el condado de Gwinnett (al norte de Atlanta), ya que según él, estas podrían dar lugar a confusiones y enviarlo directamente a prisión.

El primer decreto impone $500 de multa y hasta un máximo de 10 días en prisión a quienes sean sorprendidos pidiendo limosnas en las calles o en establecimientos comerciales, mientras que el otro estipula una fianza de $1 mil o hasta 60 días tras las rejas contra quienes duerman en lugares públicos (como el caso de quienes acampan debajo de puentes).

Los decretos están respaldados por las mismas autoridades policiales del condado, ya que son una alternativa a aspectos que dañan la imagen de la ciudad, contribuyen enormemente con la insalubridad y la criminalidad en las zonas aledañas.

A pesar de que Pérez está seguro de no ser ni vago ni pordiosero, sino que un “buen trabajador” cuya única desventaja es ser indocumentado y no hablar inglés, cree que estas medidas pueden repercutir en él.

“Siento mucho temor al ver a los agentes policiales cerca de los lugares donde permanezco a la espera de un trabajo, pues aunque sé que no ando robando ni vendiendo droga, me pueden llevar a la cárcel como han hecho con otros compañeros”, dice.

El salvadoreño es uno más de los cientos de hispanos que cada mañana se reúnen en diversas áreas de Gwinnett a la espera de una oferta laboral. “Pienso que pueden llegar a confundirnos como pordioseros”, recalcó.

Carlos Contreras, de México, piensa en mudarse de estado, porque considera que en Georgia las cosas se están poniendo muy difíciles para los inmigrantes. “Cada día se ponen peores las leyes contra nosotros”, agrega.

Estas medidas forman parte de la iniciativa Fixing Broken Windows, un programa enfocado en la erradicación del crimen y vagancia y para evitar que las zonas del condado se deterioren.