La Guardia Urbana desalojó ayer una vieja fábrica de la calle de Pallars, en el barrio del Poblenou, por peligro de ruina. En el espacio vivían entre 15 y 30 personas, entre ellas numerosos inmigrantes sin papeles.
La evacuación se produjo a mediodía, pocas horas después de que los bomberos firmaran un informe que empezaron a elaborar la semana pasada, en el que se asegura que la nave, situada entre las calles de Roc Boronat y de Llacuna, sufre “una inestabilidad grave” de la cubierta. Fuentes municipales indicaron que era urgente vaciar el edificio en el que, según los inmigrantes, había gente desde hacía unos ocho meses.

PROBLEMAS CON LAS PERTENENCIAS
Según la Guardia Urbana, el desalojo se produjo sin incidentes, aunque algunos de las personas denunciaron una actitud prepotente de la policía y que tuvieron muchos problemas para recoger sus pertenencias.
Según la policía local, durante la operación cuatro inmigrantes fueron trasladados ante la Policía Nacional. Fuentes de este cuerpo explicaron que se trataba de un chileno, un iraquí, un argelino y un marroquí, aunque solo a dos de ellos, el chileno y el marroquí, se les iniciaron los trámites de expulsión.
La nave se encuentra en muy malas condiciones, con techos y cristales rotos y llena de escombros y ratas. El informe de los bomberos insta a la propiedad a que con “urgencia y celeridad”, apuntó un portavoz municipal, derribe el edificio.
En la fábrica habían llegado a vivir una treintena de personas: senegalesas, marroquís y argelinas, que apenas hablan castellano, y unos pocos jóvenes de estética okupa de distintos países europeos. Tras del desalojo de la cercana nave de La Makabra, la cifra se redujo a unos 15.