La llegada masiva a España y a otros países europeos de ecuatorianos en
2003 obligó a la UE a imponer el visado a los ecuatorianos. La historia se
repite y ahora les llega el turno a los bolivianos que ven en España un
país preferente para emigrar. Hasta ahora, a los ciudadanos del país
andino sólo se les ha exigido el pasaporte, un billete de vuelta, 300
euros en metálico que les prestan las mafias, con intereses si no cumplen
los plazos de pago establecidos, y responder a preguntas sencillas de la
Policía como «¿dónde se aloja?». Los bolivianos que están en España no ven
con malos ojos la decisión europea de imponer el visado. Luz Valdivia,
directora de la Asociación de Cooperación Bolivia – España, cree que «no es
una mala medida si se gestiona bien». Es decir, «que sea un procedimiento
que facilite la contratación en origen, la formación profesional de
trabajadores y que, además, posibilite medidas de codesarrollo».