La Razón. La Paz. Bolivia (Editorial)

Matrícula consular en Estados Unidos

ND, 30-11-2006

El respaldo del Gobierno boliviano para los emigrantes tiene que ser, de todas maneras, mucho mayor. Se trata de gestionar ante los Estados de Europa y de EEUU, y otros países de destino, mejores condiciones para el migrante boliviano.

Uno de los inconvenientes más frecuentes que encuentran los bolivianos en el exterior es su inseguridad por falta de un documento de identidad, o una visa de residencia, que los convierta en personas legales. Un ciudadano indocumentado, en cualquier parte del mundo, es un ilegal, y, por tanto, está sujeto a malos tratos, desamparo, trabajo escaso y mal remunerado, y falta de acceso a la seguridad social. Todo lo cual, en términos de familia, significa que no tienen admisión ni a los centros de salud ni a la educación, además de otras desventajas.

Este asunto de los indocumentados ya es algo recurrente, que sucede desde hace décadas en Argentina por ejemplo, y desde hace años en Estados Unidos y Europa, en especial España. Todos los últimos gobiernos nacionales han hecho esfuerzos para regularizar la situación de nuestros compatriotas en Argentina y países vecinos, recurriendo a convenios migratorios que no siempre han sido efectivos.

Últimamente la situación más compleja se ha presentado en España y la Unión Europea, donde, decenas de miles de bolivianos ya residen, aunque la mayoría de forma irregular. Pese a los convenios bilaterales que se han suscrito, la UE ha tomado una decisión final para todos los inmigrantes de Latinoamérica y de otras regiones pobres: desde el próximo año no se aceptarán viajeros que no porten visa. Eso, por cierto, traerá consecuencias complicadas a quienes desean buscar nuevas oportunidades de trabajo y bienestar en Europa. Es decir que, para migrar, no sólo deben tener su documentación en orden, sino el beneplácito del país receptor, mediante la visa.

En Estados Unidos existe una inmensa colonia de bolivianos, tan grande y con tanto indocumentado, que es poco menos que imposible saber exactamente cuántos compatriotas viven allí. Esto ha provocado la preocupación del Gobierno nacional —del propio Presidente de la República— y por presión de los propios migrantes se ha llegado a la conclusión de que el Consulado General de Bolivia en Washington les otorgue una Matrícula Consular.

Ese instrumento permitiría a los compatriotas abrir una cuenta bancaria, enviar remesas y tener acceso a la salud y la educación. Sin ser lo ideal (la matrícula no reemplaza al pasaporte ni es válida para trabajar, obtener ciudadanía, votar, conducir) será importante en cuanto a identificación personal. Se trata, pues, de un paso muy positivo que podrá aliviar a quienes residen lejos del país.

El respaldo para los migrantes tiene que ser, de todas maneras, mucho mayor. La gente se está yendo y esto es algo que no se puede impedir, salvo por cambios en el país que hagan atractivo quedarse: buenos empleos, seguridad para el futuro de la familia en esencia. Esto, esperamos todos, se irá logrando pero, hay que ser realistas, no será para mañana.

Por eso, al menos hay que tratar que las condiciones para el migrante boliviano sean las mejores posible. Es una gestión de Estado a Estado en la que sí se puede y se debe trabajar. Apoyos seguramente hay, como en el caso europeo en el grupo parlamentario de Izquierda Unitaria que, lo ha hecho saber, se opone a la exigencia de visa para los bolivianos.

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