La casera y el rockero
Diario Vasco, 30-11-2006Participó el pasado 14 de julio en la Feria de Teatro de San Sebastián con esta pieza basada en un texto de la propia Maite Agirre. En ella se mezclan dos ambientes casi contrarios: el de una casera, vendedora en el mercado, y un joven emigrante que se busca la vida. Los recuerdos de una y otro van tejiendo su amistad, mientras la música de una banda completa el lenguaje escénico, aunque a veces parezca más que está tapando una cierta fragilidad de la parte hablada.
Chicas bonitas, alegres maizales está en la trayectoria de esta creadora a la que le gusta arriesgar. Esta vez utiliza un texto sencillo, adaptado a situaciones sociales de actualidad, como es la emigración y el contacto de los extranjeros con los nativos. Un joven emigrante establece una relación de amistad, siempre pendiente de cierta desconfianza por ambas partes, con esa casera desconfiada y entrañable a la vez. Diferencias de edad y de casi todo entre ellos, pero puntos en común en el humor, la música y las ganas de charla.
Con la excusa precisamente de las aficiones musicales del protagonista masculino, Maite Agirre ha montado una función que es también medio concierto de rock, con banda en directo incluida. La parte musical va cobrando mucha importancia en el conjunto de la representación, hasta no saber si es teatro con música o al revés. Obtiene por ese camino una fuerza que de otra manera no tendría, jugando bien con el tono tranquilo de las charlas entra la mujer y el joven y, por otra parte, el aumento de decibelios que viene con la música.
Chicas bonitas, alegres maizales es una función discreta, pero con suficientes elementos de interés. Uno de ellos puede ser asistir a dos registros actorales muy diferentes encontrándose en escena. Otro, la búsqueda de enganchar mediante la música a públicos jóvenes dados al teatro.
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