Inmigración
Extranjeros unidos por la tele
El Mundo, 29-11-2006Más de 60 personas de 52 nacionalidades diferentes participaron ayer en la grabación de un programa especial de Navidad para Telemadrid Llegaron a España hace tres, cinco y hasta 12 años. Son más de 60 extranjeros nacidos en 52 países diferentes que al llegar a Madrid se han encontrado con una oportunidad única: dar a conocer sus impresiones acerca de su nuevo hogar. Lo han hecho en Telemadrid, en un programa hecho a su medida: Un lugar extraño. En él, los inmigrantes han tenido 13 capítulos de 25 minutos para seducir a los telespectadores dando su punto de vista sobre temas tan dispares como la forma de conducir en la ciudad, las sempiternas obras o la necesidad de seguir la moda de llevar tanga.
Porque daba la casualidad que buena parte de ellos, además de humor e ironía, tenían muchas cualidades que demostrar, cosa que no ha pasado desapercibida para el director y la coordinadora del programa, Ricardo y Teresa. «Si hemos trabajado con tantos artistas», debieron pensar, «¿por qué no los juntamos a todos para la despedida y vemos que pasa?». Y así ha sido. Ayer, el Palacio de Gaviria, en la calle de Arenal, fue testigo de la fusión y el mestizaje de un grupo en principio improvisado, pero capaz de engañar al más melómano al tercer acorde.
A las 17.00 horas, los elegidos para la performance se subían al escenario. Sólo contaban con dos horas antes de que empezarán a llegar los invitados. Pero al final les sobró la mitad del tiempo.
Boniface Ozogo, Bony, era el encargado de dar el pistoletazo a la actuación. Su profunda voz lleva 14 años seduciendo a grandes y pequeños con cuentos procedentes de lo más profundo de Africa. Cuando llegó a la capital procedente de Camerún, no conocía nada de España. Ahora, ya se puede considerar algo parecido a un famoso, pero por méritos propios. «Sí, ya noto el peso de la fama», ironiza, «voy a cualquier lado y me señalan diciendo ‘mira, el de la tele’. Es sorprendente el poder insospechado que tiene el aparato».
Su principal problema fue el idioma. «El lenguaje es el alma, la cultura, y es difícil transmitir algo si no se domina. En él radica la cultura. Pero por suerte, me hice con él. Y ahora me es más fácil contarlos en castellano que en mi idioma natal». ¿El truco? «Los cuentos y las leyendas de Africa tienen mucha aceptación porque cuentan con un punto a su favor: tienen un poco de cada uno de nosotros porque nos vinculan al origen del ser humano», explica.
Su historia es el hilo conductor al que se apegan el resto de participantes en la actuación. Cuando Bony termina, es el turno de Shoshi Israeli. Llegada del país que da nombre a su apellido, su especialidad es el baile flamenco, lo que en España más que abrirle puertas, se las han cerrado. «Nada más llegar, me menospreciaban por mi procedencia. Me acuerdo que llamaba para ofrecerme a dar clases y me decían que no, que una extranjera no podía dar flamenco. Incluso cuando conseguí mis primeras alumnas, me decían que diera las primeras clases sin hablar», se lamenta.
En la actualidad, disfruta dando clase en la Asociación Cultural Cobeña, al tiempo que enseña a sus alumnos las claves para alcanzar la serenidad física y psíquica con un taller que mezcla el flamenco con la meditación zen.
A Yanko, nombre artístico del brasileño Sergio Ricardo de Oliveira, tampoco le ha ido mal. Él acompaña a Shoshi en el baile, arte que le ha permitido estar de gira por Francia y Portugal. Pero nunca le ha gustado que le encasillen en eso «de la samba y el mover el culo». Por eso ha participado en varios musicales, ha actuado junto Joaquín Kremel y Andrés Pajares y recientemente ha publicado su primer disco, Espíritu en libertad.
A Orlis Pineda, en cambio, las cosas no le han ido muy bien por el momento. Llegó de Cuba para labrarse una carrera con su grupo Kyamba, y espera que su aparición televisiva le permita conocer a un manager que le abra las puertas. Su estilo, heredero de un cantautor místico de su pueblo cubano que decía tener la voz más fea del mundo, bien lo merece.
A poco de finalizar el ensayo, la discoteca comenzó a hablar en decenas de lenguas: chino, ruso, italiano, holandés… La mayoría sólo se conocía por haberse visto en el programa, que se emite todos los jueves a las 21.40 horas. Era el momento de verse cara a cara, de poner en común diversos puntos de vista y, sobre todo, de divertirse. Así, tras las presentaciones, la búsqueda de la copa y el canapé y las fotos grupales de rigor, daba comienzo la actuación multidiscilpinar.
El resultado, a la vista de todos los telespectadores que el día de Navidad pongan Telemadrid y se dispongan a ver el programa especial de despedida, titulado Lo mejor de un lugar extraño.
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