La autoría de un crimen queda sin esclarecerse al no poder determinar el juez quién lo cometió
Ninguno de los nueve acusados ha sido condenado por el homicidio Se enfrentaban a 42 años de prisión por participar en una pelea familiar en Cuevas de San Marcos que se saldó con un muerto y varios heridos en 2002
Diario Sur, 27-11-2006MARÍA JOSÉ CRUZADO/MÁLAGA
El 12 de agosto de 2002 diez miembros de una misma familia de etnia gitana se enzarzaron en una pelea en la calle Pepe Ariza en Cuevas de San Marcos que se saldó con un muerto y varios heridos. Los nueve supervivientes fueron acusados del homicidio aunque ninguno de ellos ha sido condenado por este delito ante la imposibilidad para determinar quién fue el autor material de las puñaladas.
La acusación particular retiró los cargos de homicidio contra el principal acusado, S. J. J., y la Fiscalía, aunque mantuvo hasta el último momento la acusación de homicidio, hubo de reconocer en el plenario que no había ninguna prueba lo suficientemente contundente para condenarlo, sólo «indicios», hasta el punto de dejar la valoración a juicio de la Sala.
Y esta ha decidido. La sentencia de la Audiencia Provincial lo ha absuelto del delito de homicidio, aunque lo condena, como al resto de sus familiares, a un año de prisión por un delito de lesiones y al pago de una multa de 2.160 euros por un delito de participación en riña tumultuaria. La única que ha salido absuelta de todos los cargos ha sido la abuela del clan porque «su participación en la pelea no ha quedado suficientemente acreditada».
Acuerdo
Excepto el principal imputado, todos ellos llegaron a un acuerdo con la Fiscalía previo a la finalización del juicio y se conformaron con la pena impuesta. La duda era el único acusado por el presunto homicidio, pero finalmente el magistrado ha decidido que no hay ninguna prueba que lo incrimine. Se enfrentaba a 15 años y cuatro meses de cárcel. Y de hecho, tras la pelea familiar huyó a Casariche y luego a Barbate hasta que supo que se encontraba en busca y captura.
Algunos de los testigos lo señalaron a él durante la instrucción del caso como autor del crimen. Sin embargo, todos ellos se retractaron durante el juicio u ofrecieron versiones totalmente contradictorias entre sí.
Los hechos sucedieron a las diez y media de la noche cuando los acusados se enzarzaron en una pelea a raíz de un altercado que sucedió entre dos de ellos el día antes. Los acusados iban provistos de palos, hierros y otros objetos similares y todos ellos recibieron golpes. Durante la reyerta, J. J. J., sufrió además una puñalada en el costado izquierdo que le provocó la muerte.
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