XABIER AIERDI, sociólogo

"La geografía de la inmigración y la del euskera no coinciden en el espacio, escapan una de la otra"

Diario de Noticias, alberto pradilla, 26-11-2006

pamplona.En una sociedad en la que todavía no se ha resuelto la cuestión del bilingüismo, ¿cómo afecta la llegada de inmigrantes que traen consigo incluso una tercera lengua?

Nos va a plantear situaciones nuevas, esquemas nuevos, y nos va a obligar a encontrar soluciones nuevas. Hasta hace poco hemos estado funcionando con la lógica del monolingüismo, de pensar que en un territorio sólo tenía que existir un idioma. Pero en el futuro esto va a ser como pequeños territorios de Babel, donde se va a hablar más de un idioma y donde va a ser difícil la gestión cultural. Va a ser interesante ver cómo se pueden articular nuevas formas de buscar políticas lingüísticas razonables, sabiendo que hay idiomas que son oficiales y otros que son menos oficiales. Dentro de ese esquema va a ser interesante ver cómo se articulan medidas, y si se es sensato y se aceptan las soluciones.

La zonificación lingüística existente en Navarra, ¿puede generar una mayor problemática en la relación entre inmigración y euskera?

Aquí, lo que la inmigración va a plantear son retos mayores. Hay una política demasiado cerril en Navarra, pensando que el aprendizaje en euskera necesariamente va a traer mucho más nacionalismo. Yo creo que esa ecuación no tiene por qué darse. Porque en la CAV no cambian las identidades ni las elecciones de identidad nacional porque la gente se incorpore al euskera. El mundo de la lengua, dentro de lo que cabe, hay que mantenerlo relativamente aparte del mundo de la política, aunque es muy difícil mantenerlos como dos campos absolutamente separados. También hago una crítica a cómo se suelen plantear a veces las políticas de identidad, de recuperación lingüística y de tratamiento de la lengua, pensando que unas lenguas se desarrollan automáticamente. Eso significa que a la lengua más fuerte se le ayuda más y a la más débil se le debilita. De todos modos, yo cuando me refiero a los problemas que se le plantean al euskera con la llegada de la inmigración no quiere decir que la inmigración le genere problemas. El euskera tenía dificultades anteriormente y ahora algunas de ellas se le van a intensificar.

Pero, ¿se vive igual esta situación en la Comunidad Foral y en la Comunidad Autónoma Vasca?

Los datos de los que disponemos es que en la Comunidad Foral de Navarra hay unos 50.000 inmigrantes y en la Comunidad Autónoma unos 83.000. Es decir, Navarra tiene un 10% de inmigración y la CAV tiene un 3,9%. Las situaciones son muy diferentes. Lo que se observa es que la geografía de la inmigración y la geografía del euskera no coinciden en el espacio, son geografías que no tienen relación, casi que escapan una de la otra.

La mayor parte de inmigrantes son latinoamericanos, es decir, castellanohablantes. ¿Cómo influye esto en el desarrollo del euskera?

Eso trae un mayor número de castellanohablantes por lo que, en el fondo, el euskera se va a debilitar. Creo que desde las autoridades navarras se deberían plantear un tratamiento del euskera mucho más razonable, aunque eso es independiente al fenómeno migratorio. Hay que pensar que la inmigración latinoamericana es la preferida para España. La gente emigra dentro de un sistema. Eso significa que si tú has tenido una relación colonial con un determinado ámbito pues ésa es la gente que te viene. Los ingleses con la Commonwealth, los de las guayanas van a Holanda… cada uno ha tenido gente de sus propias colonias. España prefiere que le venga emigración de Latinoamérica, porque ya viene con el idioma, con lo que la integración es mucho más sencilla. Lo que pasa es que lo que le puede venir bien y con lo que puede ser la gente preferida para España, puede ser que dentro de la CAV y de Navarra sea visto con más recelo en un momento determinado, y la gente que está en colectivos de defensa del euskera esté como asustada o preocupada. Yo espero que ante todas estas cosas funcione lo más razonable y que se haga lo mejor posible.

Entre las políticas lingüísticas y estos nuevos fenómenos, ¿puede crearse un aislamiento en la comunidad euskaldun?

Más que aislamiento, el número de vascohablantes sobre el nivel total es cada vez menor. Otra cosa es que se articularan políticas razonables, y una de ellas debería ser que el euskara fuera promovido en igualdad con el castellano. Cuando salgan las próximas estadísticas, por lógica el número de vascoparlantes va a decrecer. De todos modos, ante estas cosas hay que buscar una solución relativamente razonable, y la sociedad suele introducir la racionalidad que no suele introducirse desde el plano político.

¿Qué medidas deberían tomarse para dar la vuelta a la situación?

En primer lugar hay que tener tranquilidad, ya que hay mucha preocupación en el mundo del euskera con respecto a su desarrollo. En un primer momento se pensó que con la introducción de la lengua en la escuela, los que aprendían lo iban a usar. Eso es un problema que se ha ido detectando poco a poco que es más difícil de resolver, porque la transmisión cultural y afectiva se hace en la familia, no en la escuela. Al no aprenderse en la familia, el vínculo afectivo con el idioma es menor, luego el uso es menor. Con mucha tranquilidad y paciencia hay que plantearse objetivos conseguibles. Pero eso lo hemos aprendido con el tiempo. Ahora es el momento en que probablemente habría que plantear que sólo exista un modelo lingüístico en la escuela, y que en función de los diferentes ámbitos se vaya a distinto ritmo. La llegada de la inmigración debe servir para pararse a pensar y decir, qué es lo que hemos hecho hasta ahora, cómo lo hemos seguido y qué es lo que hay que hacer de cara al futuro.

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