TEATRO / 'Itaca'
Ulises y gitanos entre nazis
El Mundo, 26-11-2006‘Itaca’
Versión de Félix Grande basada en la ‘Odisea’ de Homero./ Dirección: Francisco Suárez./ Música: Juan de Pura./ Intérpretes: Antonio Medina, Alicia Agut, Vicky Lagos, Alegría Suárez, Miguel Molina, Guillermo Montesinos, Esperanza Roy y otros./ Escenario: Teatro Español.
Calificación: *
MADRID. – Francisco Suárez empieza a ser considerado en teatro algo más que ese gitano tímido que se acercaba a los escenarios como pidiendo disculpas, aunque seguro siempre de su vocación. Francisco Suárez, con silenciosa audacia de raza perseguida, va afirmando un estilo dramático entre lo lírico, lo épico y lo literario.
Apoyado en elementos populares y flamencos, en la música de Juan de Pura y en la expresividad escénica de actores, músicos, cante y baile, ha construido en Itaca un universo bello a ratos, un collage más acumulativo que ensamblado. Por el fin de fiesta y el fogonazo del baile de Alegría Suárez, las dos horas largas de espectáculo pueden darse por bien empleadas.
Si, como se dice comúnmente, lo que importa es el camino, aquí lo importante es la llegada. Un éxodo gitano que quiere identificarse con el vagabundeo de Ulises, un problema de extrañamiento y trastierro que diría Bergamín. Igual que Ulises llega a casa, un día los gitanos volverán a la suya; aunque en Itaca estén esperando en una sombría estación el tren de la muerte que les llevará a un campo de exterminio.
Mientras La Aurora de Rosados Dedos (Alegría Suárez) baila y Ulises y Penélope se solazan, los invasores (los pretendientes) nazis, son exterminados en una de las escenas más conseguidas y de más clara intención política. Antes, se ha producido el reencuentro entre Ulises disfrazado y el fiel Eumeo, un hondo y patriarcal Antonio Medina. También aquí, en la segunda parte, halla Miguel Molina las mejores claves del astuto Ulises.
Pero son indudables las dificultades de teatralización de la Odisea, aunque sea reduciéndola a una metaforización de la trashumancia gitana a través de Ulises y un coro de deportados. Al fin, en Itaca, todo ha sido un sueño en una estación camino de las cámaras de gas, con un bondadoso Homero convertido en guardagujas. En ese sueño cabe todo: la nazificación de los pretendientes de Penélope, la conversión de Polifemo en un Hitler ridículo, mezcla de Charlot y Mussolini; y la llegada de Ulises a un circo norteamericano donde Guillermo Montesinos, definitivamente asentado en su vertiente seria de actor cómico, proclama las grandezas del imperio.
Por ésta y, sobre todo por una libidinosa Circe, que hace Esperanza Roy en estado de gracia, está justificado el desvarío del circo. Circe pasa de entonar, en el más puro estilo Marilyn Monroe, happy birthday to you a condenar a Ulises al infierno. Esta transición es de lo más brillante y divertido del espectáculo.
Itaca es moralizante en ocasiones, ambicioso siempre y reivindicativo de una raza, y reivindicativo en especial de la paz y la justicia. Aunque su desarrollo escénico no esté del todo conseguido hay que saludar el intento.
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