Alrededor de US$60 millardos recibirán este año América Latina y el Caribe por concepto de remesas enviadas por sus ciudadanos residentes en el exterior, informó el 18 de octubre el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

De esa cifra, $45 millardos corresponden a los envíos que realizan 12.6 millones de inmigrantes latinoamericanos que trabajan en EEUU, según un estudio realizado por el Fondo Multilateral de Inversiones del BID (FOMIN), titulado “Dinero a casa”.

La investigación señala que tres de cada cinco personas que envían remesas a sus familias son consideradas “clase trabajadora pobre”, con ingresos anuales inferiores a $30,000, de acuerdo con los estándares de EEUU.

“Estamos hablando de aparcadores de autos, limpiadoras de hotel, trabajadores de la construcción”, dijo Sergio Bendixen, encargado de realizar la encuesta a 2,500 inmigrantes adultos en 48 estados de EEUU en que se basa el estudio.

Donald F. Terry, gerente de FOMIN, comentó que, dadas las tendencias económicas y demográficas predominantes en los países en vías de desarrollo y en las naciones industrializadas, es probable que la población extranjera siga aumentando en EEUU, a medida que decline la tasa de fertilidad y se jubilen mayores números de trabajadores nativos, y leyes migratorias más duras no detendrán el flujo de trabajadores extranjeros.

“Si es que el mercado laboral estadunidense sigue expandiéndose, más trabajadores tendrán que venir de otros países”, dijo Terry. “Esa es la realidad del mundo de hoy”.