M. SÁIZ-PARDO/COLPISA. MADRID

Ocho de cada diez inmigrantes musulmanes se sienten integrados en España y nunca han tenido problemas por profesar su religión. Éstas son las principales conclusiones de la primera encuesta sociológica sobre la comunidad islámica realizada por el instituto Metroscopia a petición del Ministerio del Interior.

Este estudio, que ayer presentó Alfredo Pérez Rubalcaba, precisa que sólo uno de cada cien inmigrantes musulmanes está «totalmente a disgusto en España» y únicamente el 19% de los 1.500 encuestados admiten que no han terminado de adaptarse a las costumbres hispanas.

Muy alto también es el porcentaje de satisfacción por el respeto que se muestra hacia su religión, a pesar de encontrarse en un país extraño y católico. El 83% asegura que no ha tenido obstáculo alguno para practicar el islam en España y sólo un 13% admite haber tenido algún problema, si bien en muchos casos son trabas técnicas, no culturales.

Los musulmanes se muestran en general muy contentos con las leyes e instituciones españolas. Para dos de cada tres, la Constitución «garantiza y protege la igualdad y la libertad de todos». El 57% cree que el Parlamento «representa y refleja la voluntad popular», mientras que una mayoría superior al 78% estima que las mujeres tienen en España las mismas oportunidades que los hombres. Ocho de cada diez admiten estar moderadamente satisfechos con la sanidad que reciben.

Los inmigrantes mahometanos, en general, tienen mejor concepto de las instituciones españolas que los propios nacionales: mientras los nativos dan una nota de 5,3 al Parlamento, los extranjeros le otorgan un 6,5. Los jueces son valorados con un 5,3 por sus compatriotas frente al 6,2 de los extracomunitarios. El Rey recibe un 7,2, y la media española le otorga un 6,6. Sólo la Policía (valorada con un 6 por los mahometanos) y la Iglesia católica (un 4,5) están mejor valoradas por los españoles.

Sin radicalidad

La primera radiografía de la comunidad islámica en España dibuja un panorama muy poco radical, tal y como subrayaron Pérez Rubalcaba y el director del estudio, José Juan Toharia. Ambos destacaron que el 85% de los encuestados afirman que «la violencia es una forma absolutamente inaceptable de defender o difundir las creencias religiosas». Sólo el 4% justifica la coerción para defender el islam.

Un 84% defienden que su religión es «perfectamente compatible con la democracia y los derechos humanos». Una proporción casi idéntica (85%) apoya la afirmación de que no hay incompatibilidad alguna entre ser un «buen musulmán y un buen español».