O. P. / MADRID
C. A. / PALMA

Un sondeo gubernamental perfila a la comunidad musulmana en España como un colectivo de personas tolerantes y liberales, que se sienten integradas en la sociedad, están a gusto en el país, practican un islam “abierto”, consideran inaceptable el uso de la violencia para difundir sus creencias y tienen una elevada opinión de las instituciones. En concreto, el 80% de los musulmanes se consideran adaptados a las costumbres españolas, el 74% se sienten muy o bastante a gusto en el país y el 83% no hallan obstáculos para practicar su religión.
El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el responsable del informe, el catedrático José Juan Toharia, presentaron ayer el estudio, elaborado con 1.500 entrevistas hechas en junio y julio del 2006. La encuesta concluye que la opinión de los musulmanes sobre cuestiones sociales, políticas o culturales no difiere de la que tienen los españoles sobre esos temas. Encuestas europeas apuntan al mismo resultado.
El 85% de los encuestados afirma que es “absolutamente inaceptable” el uso de la violencia para defender o difundir creencias religiosas. Un 5%, en cambio, justifican estos métodos. Los musulmanes son más religiosos y practicantes que los españoles católicos (80% frente al 50%). Un 40% percibe desconfianza de la sociedad española hacia su religión y un 30% estima que hay más moralidad en el islam que en Occidente. Se muestran partidarios de un estado laico, que no dé un trato especial a ninguna religión (80%), pero que asuma la construcción de mezquitas, la formación de imanes y la contratación de profesores de religión islámica en los centros públicos.

LA CIENCIA
Los musulmanes consideran que las sociedades occidentales están más avanzadas científicamente (68%), tienen un nivel de vida más alto (72%), gozan de más libertad (69%) y respetan más los derechos humanos (49%). El 78% cree que las mujeres españolas tienen las mismas posibilidades que los hombres de participar en la actividad política y en los cargos públicos.
Toharia precisó que, como en toda encuesta, se corre el peligro de que las respuestas sean “políticamente correctas”. Pero, en este caso, los datos son “tan explícitos” que el catedrático descartó falta de credibilidad en los resultados.