LUIS IZQUIERDO – Madrid
No han nacido en España, pero confían en el rey Juan Carlos, en el Parlamento y en los jueces más que los propios españoles. El primer gran estudio sobre la integración de la comunidad musulmana en España, encargado por el Ministerio del Interior, dibuja un retrato optimista de este colectivo inmigrante que llega al extremo de que los musulmanes valoran algunos aspectos de la sociedad de su país de adopción incluso por encima de la consideración que merece a los propios encuestados autóctonos.

El titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se contagió ayer del optimismo de esos resultados y aseguró, a modo de conclusión, que los datos del estudio permiten deducir que los musulmanes que viven en España “tienen las mismas creencias, valores y actitudes que los españoles”. Rubalcaba reconoció, no obstante, que esa visión positiva de los resultados es consecuencia directa del hecho de que los propios autores de la investigación no esperaran un grado de adaptación tan elevado.

Aseveración que se sustenta en las respuestas ofrecidas a afirmaciones como: “La violencia es una forma absolutamente inaceptable de defender o difundir las creencias religiosas”. El 85% de los más de 1.500 musulmanes que respondieron a la encuesta dijo estar bastante o muy de acuerdo con la aseveración, y sólo un 4% se mostró partidario de usar la violencia para defender creencias religiosas.

Ese 4% podría incitar, tal vez, a pensar en un grupo de varios miles de personas susceceptibles de ser radicalizadas y convertidas para la causa de la yihad. Y, sin embargo, el profesor Juan José Toharia, catedrático de Sociología, presidente de la empresa Metroscopia y director del estudio, restó relevancia al dato. “En todas las sociedades hay un 4% o 5% de la población radicalizada”, explicó el experto.

Un 74% de los entrevistados dijo sentirse muy o bastante a gusto en España y hasta el 80% aseguró estar adaptado a las costumbres españolas. Los musulmanes encuestados también dijeron estar mayoritariamente de acuerdo con los valores constitucionales y hasta un 81% consideró el sistema sanitario público “de calidad y abierto a todos por igual”.

También se pidió a los inmigrantes que valorasen algunas consideraciones y estableciesen si aspectos como los derechos humanos se respetan más en los países occidentales o en los países islámicos. En casi todas las respuestas – asistencia a los desfavorecidos, avance científico, nivel de vida, grado de libertad, discriminación de la mujer-, los musulmanes admitieron que la situación es mejor en los países occidentales. En todas menos en la moralidad, donde un 27% sostuvo que hay más en los países islámicos frente a un 25% que defendió la opción contraria.

Esa mayor preocupación por la moralidad se traduce en que uno de los pocos aspectos diferenciales detectados es que los inmigrantes musulmanes se declaran en mayor medida muy practicante de su religión, un 41%, frente a un 24% de la población española.

Toharia señaló, a este respecto, que se trata de valores muy similares a los que se registraban en las encuestas llevadas a cabo sobre la población española hace 30 años. El sociólogo enfatizó que los musulmanes valoraron mucho incluso instituciones como la policía, a pesar de que un 16% de los encuestados admitió no tener su permiso de residencia en regla. “Piensan que el trato que reciben de la policía es correcto”, se apresuró a interpretar Pérez Rubalcaba.

Lo que no supo explicar el ministro es por qué una encuesta de estas características se efectuaba en el ámbito del Ministerio del Interior cuando las competencias sobre integración corresponden a Trabajo y la relación con las confesiones religiosas a Justicia. "Lo encargó el anterior equipo del apostilló Rubalcaba.