La Otra Orilla. El principal problema
«Estas gentes se mantienen erguidas, ríen, cantan, se reúnen y te acogen como un hermano, mientras nosotros los rechazamos como apestados»
Canarias 7, 23-11-2006El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) acaba de divulgar un nuevo barómetro que insiste en que nuestro principal problema es la inmigración. Si esto es así, los canarios y, por extensión, los españoles no tenemos ni puñetera idea de lo que significa tener problemas, nos han reseteado el disco duro de la postguerra y hemos caído en la trampa de estos Sarkozy de nuevo cuño que inundan, para nuestra desgracia, la política local y nacional.
Acabo de llegar de recorrer centenares de kilómetros en Senegal, donde Dakar está a menos de una hora y 50 minutos de nuestras islas, menos que Madrid, Londres, Berlín, Roma o Nueva York, con quien estamos tan familiarizados, a pesar de que se encuentran al triple o séxtuple distancia. Allí sí que hay problemas de los de verdad, no ese quejido insultante de los nuestros. No es una cuestión de hambre, ni de sed, ni de salud, ni de falta de infraestructuras, ni de comunicaciones, ni de enseñanza, que también. Es aún más grave. El principal problema del anciano presidente Wade es que la inmensa mayoría de sus jóvenes fuertes, inteligentes, bien preparados y fundamental mano de obra ha dejado de creer en su país. Ninguno de los chicos entre 17 y 35 años con los que hablé, ni ninguno de los representantes de las asociaciones que han comenzado a formarse, encuentra una sola razón para permanecer en un país, donde los pocos elegidos conducen un Porche Cayenne y paga alquileres por encima de los 1.700 euros mensuales, mientras una gran mayoría de la población no tiene cómo pagar el litro de gasoil a 1,5 euros (casi el doble que nosotros) o una sanidad que te cobra por cada consulta y cada medicina. No way out, no hay salida. Y ¿saben una cosa? A pesar de todo lo que les describo, de las madres que han perdido hijos en el mar, estas gentes se mantienen erguidas, ríen, cantan, se reúnen y te acogen como un hermano, mientras nosotros los rechazamos como apestados.
Si el CIS insiste en que creemos que la inmigración es lo peor que nos está pasando, el problema está en nosotros mismos y habrá que empezar a distribuir guantes de látex y mascarillas entre nuestra población para proteger a los que vienen de tanta hipocresía, intolerancia, mentira y manipulación.
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