Russell Banks relata los sueños rotos de los emigrantes

El Mundo, 23-11-2006

El autor presenta ‘Deriva continental’ y habla sobre la represión en un acto del Pen Club Cuando Russell Banks vio una fotografía en un periódico español en la que la Guardia Civil detenía a unos marroquíes en la costa canaria, se dio cuenta de que ya la había visto antes. Dos décadas antes. Fue en un diario de la Costa Este estadounidense. «La playa era la de Florida y los inmigrantes ilegales, cubanos; pero las posturas de la policía eran las mismas», explicó ayer en el Salón del Libro de Barcelona.


Aquella imagen le había servido a Banks (Massachusetts, 1949) como portada para una de las ediciones de Deriva continental, la novela que escribió entre 1982 y 1984. Conclusión: el problema de las migraciones no se soluciona con el tiempo. Por eso, aunque la editorial Bruguera haya publicado el libro dos décadas más tarde, sus páginas siguen siendo el testimonio cruel y derrotista de los sueños que zarpan con cualquier viaje y se rompen al chocar con el destino.


También los personajes de Banks emigran: harto del clima frío de New Hampshire, Bob Dubois decide dejar su trabajo e instalarse con su familia en Oleander Park (Florida) con la esperanza de que así conseguirá cambiar de vida. Paralelamente, una haitiana abandona en patera la isla en la que vive para probar suerte en Estados Unidos. El primero huye del hastío; la segunda, del hambre y del miedo. Cada uno a su modo, interpretan que sólo podrán sobrevivir si se instalan en otro sitio.


Pero lo que les espera es un ir a peor; por algo se ha escrito que «nadie tiene peor suerte que los personajes de Russell Banks». ¿Ejemplos? Como en otro mundo y Aflicción. El autor, sin embargo, no atribuye esa desgracia a una cuestión del destino: «Difícilmente una persona pobre saldrá de su pobreza», resume. «Con Deriva continental, quise escribir sobre el sueño americano, sobre las dificultades que implica creer en él y sobre la tragedia que supone no conseguirlo».


Ese sueño también cruzó fronteras, como un emigrante más, y dejó de ser genuinamente americano. «Todas las personas buscan su lugar en el mundo», dice Banks. Unas se mueven en el marco de sus propios países, otras se arriesgan y van más allá. «Para ello, a veces, se toman decisiones equivocadas que le perjudican a uno mismo y a los que le rodean», concluye.


Situación irresoluble


Pero, ¿cree que las migraciones son el principal problema de la sociedad actual? «No, aunque es una situación inevitable que no se detendrá».


Como, según su punto de vista, no habrá gobierno que detenga el tsunami de los movimientos migratorios, lo mejor, según Banks, es tomar ejemplo de Estados Unidos: «Primero llegaron los irlandeses en el siglo XVIII, luego los italianos y los griegos, y nos hemos ido adaptando». Del mismo modo, considera el autor que, a este lado del océano, «Europa tiene que aceptar que Francia va a cambiar, y que España va a cambiar, y que sus gentes van a ser distintas».


Presidente de North – America Network Cities Asylum (equivalente del europeo International Cities of Refugee Network), Banks asiste al Salón del Libro para hablar sobre los límites de la libertad de expresión. Lo hará esta tarde, a las 19.00 horas.


El acto forma parte de un programa organizado por el PEN Catalán, que pretende sensibilizar al público sobre la situación de los escritores refugiados. Para ello, entre otras actividades, se ha instalado una jaula en el Salón, en la que los asistentes pueden sentarse dentro a leer un rato.


Pero, si algo llama la atención en el proyecto del PEN, es lo que tienen previsto hacer el año que viene: entre 2007 y 2009, traerán a un escritor perseguido – política o religiosamente – para promocionar su obra en España y dar a conocer su situación.


Según Banks, esta iniciativa es «importante para descubrir qué zonas geográficas buscan una libertad política y social». Y, en este sentido, considera que «los escritores representan la voz que proclama este derecho». Por eso es necesario protegerlos.

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