BEATRIZ NAVARRO
Los hijos de Brenda Kenters son dos de los cinco blancos, de un total de 156, que acuden a la escuela De Zonnehoek, en Rotterdam, calificada como “negra” porque más del 70% de sus alumnos es de origen extranjero. Para esta ama de casa, casada con un empleado de la Shell, el centro no tiene nada de negro. “Yo diría que es una escuela multicultural. No es que haya más negros, turcos o marroquíes, creo que es muy variado”. Brenda es uno de los holandeses que sigue creyendo en la sociedad multicultural surgida en las últimas décadas que, por muchas crisis que atraviese, es un hecho incontestable.

Nada le impediría llevar a sus hijos a otra escuela pública en otro barrio, pero se siente “muy satisfecha” con la atención que reciben y con el trato con el resto de alumnos. No entiende que muchos de sus compatriotas desconfíen tanto de los inmigrantes. “Creo que para otra gente el problema está en cómo se siente hacia los demás. Nosotros somos muy fáciles. Respetamos a todo el mundo y nos sentimos respetados, no importa de dónde sean”, dice con una sonrisa esta cara amable de Holanda. En el barrio, cerca del 80% de la población es de origen inmigrante. “Creo que la gente se ha radicalizado por el problema del terrorismo. Pero yo no tengo miedo. Lo que tenga que ocurrir, ocurrirá. Y creo que todo el mundo merece una oportunidad”. Cree que ha habido cambios positivos en los últimos años. “Por ejemplo, ahora la policía se toma las cosas más en serio que antes. Eso me da tranquilidad”.

Brenda habrá decidido su voto la noche pasada, sentada frente a su ordenador. Duda entre el Partido de los Trabajadores o el Socialista. La respuesta a sus dudas se la dará la “guía del votante”, un programa informático oficial que a través de sencillas preguntas sobre cuestiones de interés le indicará qué programa electoral le representa mejor.