ELECCIONES GENERALES EN LOS PAÍSES BAJOS Los holandeses votan hoy

Holanda vuelve a las urnas inclinada a respaldar la política económica del gobierno

La oposición laborista cae en los sondeos ante el imparable ascenso de la ultraizquierda

La Vanguardia, 22-11-2006

Los líderes políticos holandeses se disputaban hasta ayer noche el voto de los indecisos, hasta un 40% del electorado. Pese a este dato, las encuestas coinciden en señalar como vencedor al Partido Democristiano, que deberá buscar nuevos aliados fiables para sostener una nueva coalición de gobierno.

BEATRIZ NAVARRO – Servicio especial LA HAYA

“Basta de islam en Holanda. Es una religión violenta”, clama el radical Wilders sin que ningún partido le replique
.- Alrededor de un 40% de los doce millones de holandeses llamados a las urnas no había decidido ayer el sentido de su voto para las elecciones anticipadas que hoy celebra el país. Muchos esperaban a ver el último debate electoral en televisión, emitido anoche, para pronunciarse. Porque, aunque los holandeses acostumbran a votar en día de labor por razones religiosas, adoran mantener la tensión hasta el último minuto, pendientes de posibles “votos estratégicos” que alteren las quinielas de los partidos sobre posibles coaliciones.

El Partido Socialdemócrata del primer ministro dimisionario Jan Peter Balkenende volverá a ser hoy la fuerza política más votada, ayudado por los buenos resultados de sus reformas económicas. El segundo puesto se lo disputa la izquierda. El ala más extrema que representa el Partido Socialista ha ganado posiciones a pasos agigantados a costa del Partido de los Trabajadores que hasta hace poco figuraba como favorita pero que no lograría votos suficientes para una coalición de izquierdas.

El tono del debate ha sido más que civilizado. Ningún gran partido ha replicado el duro lenguaje de la extrema derecha sobre inmigración. “Basta de islam en Holanda. Creo que es una religión violenta y el Corán también. El islam moderado no existe”, clamaba ayer el radical Geert Wilders, que vive bajo protección policial desde que hace dos años fanáticos islámicos lo amenazaran de muerte. En cambio, se ha hablado de la distribución de la riqueza, la vivienda, los impuestos y los servicios sociales. Y aunque a la oposición no le ha quedado más remedio que reconocer la política económica del gobierno ha funcionado, subrayan que el precio ha sido un aumento de la pobreza.

Dos temas podrían restar votos a los democristianos a última hora: las supuestas torturas a prisioneros iraquíes por parte de soldados holandeses y, entre la población de origen extranjero, sus planes de prohibir la burka. Pero los conservadores dan la victoria por asegurada. El país no conoce las mayorías absolutas y lo que Balkenende necesita ahora son aliados fiables: su primer gobierno cayó, en 2002, por culpa de los ultras de la Lista Pim Fortuyn y el siguiente dimitió en primavera al perder la confianza del partido reformista D-66. A juzgar por las encuestas, los votos de los liberales del VVD no le bastarán para formar gobierno y es posible que de nuevo vuelva a verse abocado a negociar con Wouter Bos, su rival del Partido de los Trabajadores. Se promete una larga y laboriosa negociación entre partidos que, según la tradición holandesa, puede durar meses.

En esta campaña, los políticos holandeses se han contagiado del tono optimista y constructivo del libro “¡Viva Holanda”, del periodista Charles Groenhuijsen. El autor regaña a sus compatriotas por su actitud de queja permanente y homenajea a los “soñadores, líderes, innovadores, héroes e idealistas” que forman esta sociedad. El libro ha merecido el aplauso unánime de los políticos, que intenta inyectar confianza al electorado a través de mensajes esperanzadores. Por un mundo mejor", clamaban ayer los militantes laboristas. “Una Holanda mejor es posible, más humana y más social”, escribe en sus octavillas el socialista Jan Marijnissen. Balkenende les pide que “elijan futuro”.

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