«No existe el racismo, sino la desgracia de ser débil en un momento y lugar determinados»

Deia, 19-11-2006

nongo Vi Makomé Escritor africano de origen camerunés y afincado en Barcelona desde los años setenta Esclavitud«Pocos pueblos han aguantado lo que nosotros hemos soportado»
Deuda«Europa no tiene capacidad para admitir a todos los africanos que han ido sembrando»
Segunda generación«Nuestros hijos tienen el problema de que no saben quiénes son»

“Un niño negro que se convirtió en gorila blanco”. Bajo el título de uno de sus cuentos, Inongo Vi Makomé recoge todos los complejos que sufre el pueblo africano y cómo trata de desprenderse de ellos. Este escritor encierra en su mirada la preocupación y la desesperación de todo un continente. En su nueva obra, “Población negra en Europa. Nacionales de ninguna nación”, trata con dureza a su propio pueblo y a «los europeos que miran acomodados».

Empezó estudiando Medicina, ¿cómo se introdujo en el mundo de la literatura?

Nací en Camerún, pero mis padres tenían negocios en Guinea Ecuatorial. Me marché allí con ellos donde aprendí español y luego cuando hubo complicaciones me enviaron a España. Aquí terminé el bachillerato y empecé la carrera de Medicina. Mientras estudiaba soñaba con escribir y un día decidí dejarlo todo por la literatura, así de sencillo.

Su primera novela se titula ‘‘Rebeldía".

Si, es la autobiografía de una generación que vinimos a España en los años 60 y 70. No para quedarnos, sino para estudiar, éramos intelectuales. Lo que pasa es que luego muchos no pudimos volver por problemas políticos.

¿África se está rebelando?

Quizá emigrar sea su rebeldía. Como digo en mi nueva obra, África es un continente misterioso y difícil, que se tiene sólo a sí mismo.

¿Qué opina de la actuación de Europa ante esta situación?

El problema no es el discurso político que se haga. Cuando en una casa se rompe una tubería lo normal no es sólo recoger el agua, sino también arreglar la avería. Europa no tiene la suficiente capacidad para admitir a todos los africanos que ha ido sembrando por ahí. La solución es taponar la ruptura.

¿Cuáles serían las posibles medidas?

Europa ya no puede hacer nada por África. Ella misma es la que tiene que hacer algo. Yo trabajo en la teoría de la renuncia, que consiste en que África tiene que abandonar la mendicidad y dejar de formar parte de una carrera en la que no puede participar. Creo que saldremos adelante porque somos una raza fuerte. Muy pocos pueblos en el mundo pueden resistir lo que hemos soportado nosotros. Cuatro o cinco siglos de esclavitud, un siglo de colonialismo y que aún nos mantengamos en pie… Lo que pasa es que el mundo va más rápido de lo que ahora puede ir África.

En África tienen el concepto de que aquí encontrarán todo lo que anhelan.

Sí, todo ser vivo con capacidad de movimiento se desplaza hacia el lugar donde hay vida.

¿Cree en la posibilidad de crear un nuevo orden mundial?

No sé si mundial. Yo hablo de la cárcel del hombre blanco y la del hombre negro. Siempre he dicho que el negro hace como que grita “¡ábreme!”. Pide ayuda. Y no sabe que los blancos no pueden ayudarle porque ellos también están presos. Toda injusticia genera dos cárceles, una para el autor y otra para la víctima. Para liberarse, es la víctima la que tiene que romper las cadenas. Las muertes y la humillación sobre las que Occidente creó sus cimientos duelen ahora a los blancos, ven la necesidad de cambiar, pero no pueden.

¿Por qué fracasan las democracias en África?

El problema es que los nuevos gobiernos vienen de una oscuridad de tantos años que no saben a dónde van. Siempre he dicho que la situación del negro africano es como la de alguien que ha sufrido un coma traumático y se despierta de repente. Al despertar ve que la gente va corriendo y gritando. Pero los que vienen corriendo saben dónde van y ellos no. Ahora estamos recuperando el sentido, de quiénes somos y a dónde vamos.

¿Occidente le ha robado la dignidad a África?

Yo no creo que la dignidad se pueda quitar. Suelo decir que el racismo no existe, sino la desgracia de ser débil en un momento y en un lugar. Durante siglos, África ha estado vencida, pero no siempre ha sido así y ha albergado grandes culturas como la egipcia.

En su nuevo libro habla de una segunda generación.

Sí, los nacionales de ninguna nación. Nuestros hijos tienen un problema enorme porque no saben quiénes son. Los educamos con la realidad de que algún día volveremos a nuestros países. Han nacido aquí, pero la nacionalidad queda en las leyes y su color de piel les traiciona.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)