Me repito por obligación: Canarias está muy, pero que muy lejos de Madrid. Es la cruda realidad por mucho que los nacionalistas se empeñen en vender la moto sin manillar ni ruedas de que han conseguido acercar el Archipiélago a la capital del reino. Seguimos estando a 2.500 kilómetros reales y a 100.000 millones de millas mentales.

La mejor prueba de esta enorme distancia la hemos sufrido este año con la falta de reflejos del Gobierno central para atajar la llegada masiva de cayuco y, especialmente, la estamos padeciendo ahora con el olvido de los acuerdos cerrados para aliviar los centros de menores sin papeles. Donde dije digo digo Diego, ha sido la respuesta del ministro de Trabajo, Jesús Caldera, dos meses después de anunciar con repique de tambores que el Estado iba a solucionar la situación de un plumazo.

Tanto él como la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, se llenaron la boca prometiendo y jurando que Canarias se quedaría sólo con 300 menores inmigrantes. Los demás, unos 500 a mediados de septiembre, irían a otras comunidades autónomas o a centros tutelados por el Estado. Así quedó recogido en todos los medios de comunicación y así quedó impreso en las actas de la subcomisión que congregó a regiones y Ejecutivo estatal para analizar el problema.

Dos meses después, el Estado sigue jugando con estos niños como si fueran pelotas que lanzar al tejado de las comunidades del PP. Caldera culpa ahora a las regiones gobernadas por los conservadores de negarse a acoger menores inmigrantes y olvida sin rubor su promesa.

Y los jóvenes que iba a acoger el Ejecutivo central? El ministro ve ahora problemas legales para cumplir ese compromiso y habla de «meses» para poder descongestionar los centros del Archipiélago. ¿Y el acuerdo para impulsar los expedientes de reagrupación familiar y mandarlos a sus países de origen? Pues una vez más las cosas de palacio van despacio y si te he visto no me acuerdo.

¿Qué pasará durante ese tiempo con los 888 jóvenes sin papeles que ya tiene el Gobierno regional bajo su responsabilidad? Ahora mismo duermen ya en centros que están al doble de su capacidad, la mayoría financiados y gestionados por la Comunidad Autónoma para evitar una nueva guerra con los cabildos insulares. En estos momentos, hay serios problemas para que puedan integrarse realmente en el sistema educativo y social de Canarias. También hay serias amenazas de conflictos ante la explosiva mezcla de chicos marroquíes con los subsaharianos. Pero claro, todo ésto al ministro le suena muy, pero que muy lejos. Es tanta la distancia que ayer mismo Ceuta ofrecía ¡tres plazas! para aliviar la situación de Canarias. La cosa tiene mérito si se observa que el Estado no da ni una.