La consulta «fantasma» de Gallardón

ABC, 18-11-2006

POR SARA MEDIALDEA

MADRID. ¿Ha visto en los últimos días un cartel en el portal de su casa, invitándole a votar el domingo 19 para elegir la Mesa de Diálogo de su distrito? ¿Y no sabe qué es? En su caso se encuentran el grueso de los ciudadanos de la capital. La indiferencia es el sentimiento más extendido en relación con esta primera consulta social que se realiza en Madrid.

Los responsables municipales la definen como «la primera experiencia europea de participación social y sufragio directo», y el propio alcalde tiene previsto votar a las 13:30 del domingo. Pero lo cierto es que son mayoría quienes no saben qué son, ni para qué sirven, estas votaciones.

Su promotora, la teniente de alcalde Ana Botella, lo explica con mucha claridad: se eligen los componentes de las mesas de diálogo, que «son lugares donde sentar a personas de asociaciones vecinos y asociaciones de inmigrantes, y vecinos a título particular, para que resuelvan esos conflictos de cada día».

¿A qué problemas se refiere? «A cómo se utiliza un parque público, las normas que hay que respetar en una comunidad de vecinos… Se trata de que los problemas no suban hacia arriba». Las propuestas que salgan de estas mesas se elevarán a los consejos sectoriales de cada distrito.

La concejal es realista: no espera una gran afluencia de votantes el domingo – «será discreta la participación» – . Tampoco la consulta ha tenido una enorme promoción: un autobús ha recorrido los distritos informando, y se han instalado carteles en numerosos portales de la ciudad. Hay un blog abierto en internet, donde los candidatos dejan sus propuestas y comentarios. A apenas 24 horas de las votaciones, en él sólo había 22 opiniones, y ocho eran del mismo candidato.

De las 938 candidaturas presentadas, 630 son a título individual, 18 de asociaciones de vecinos, 84 corresponden a asociaciones de inmigrantes, 202 son de entidades sociales y cuatro, de asociaciones gitanas, En total, un 34,75 por ciento de las candidaturas son de ciudadanos de 45 países.

Una cosa llama la atención: la escasa participación de asociaciones vecinales.

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