MAYKA NAVARRO
BARCELONA

El Raval fue escenario ayer de la mayor operación policial realizada nunca en España contra la mafia rumana dedicada a la explotación de mujeres para la prostitución. Así definió anoche un responsable policial la bautizada como operación Constanza, durante la que el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y la Guardia Urbana de Barcelona realizaron 110 detenciones tras entrar en 24 domicilios, la mayoría pisos reconvertidos en habitáculos de intercambio sexual a bajo precio y en los que viven y trabajan las mujeres.
Anoche, los responsables de la policía y de la Guardia Urbana no se ponían de acuerdo sobre quién empezó la investigación. Según la policía municipal, fueron sus agentes los que, en aplicación de la ordenanza municipal, se ganaron la confianza de algunas prostitutas, que ayudaron a identificar a los proxenetas. Con la información en la mano, la Guardia Urbana -sin competencias en labores de investigación- solicitó la colaboración de las unidades especializadas de extranjería del CNP para que siguieran con las diligencias.
Previa autorización judicial, el CNP asumió el peso de la investigación, en la que han intervenido unidades centrales desplazadas desde Madrid. De los 110 detenidos, 57 están acusados del delito de proxenetismo y otros 47 de permanencia ilegal en España. La jueza que instruye la investigación decretó el secreto de las actuaciones.

A GOLPE DE MAZO
La operación policial fue espectacular. Los pocos vecinos que a las diez de la mañana dormían en el Raval se despertaron por los mazazos con que los agentes reventaron las puertas de los 24 pisos en los que entraron. “Esta operación no tiene precedentes. Se ha demostrado que los proxenetas pertenecen a un grupo organizado vinculado con las mafias de Rumanía. De hecho, en Bucarest se tenía información del operativo”, indicó un responsable policial.
Los vecinos, que apenas 72 horas antes se manifestaron contra la presencia de prostitutas, respiraron tranquilos. Para ellos, poco importa que sea un agente con el uniforme de policía, de guardia urbano o de mosso el que le resuelva su conflicto con la prostitución callejera, pero lo cierto es que esta operación contra la mafia rumana ha incrementado más, si cabe, el malestar y los grandes recelos que hay entre la Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra.

MALESTAR DE LOS MOSSOS La policía autonómica, con competencias en seguridad ciudadana, se limitó a controlar los accesos a las calles en las que actuó la policía o la Guardia Urbana. Hoy, ningún mando estará en la rueda de prensa conjunta convocada para dar cuenta de la operación. Los Mossos acusan a la Guardia Urbana de dejarles “sistemáticamente” al margen de cualquier investigación. “Prefieren trabajar con el CNP. Eso sí, cuando no tienen agentes para regular el tráfico, acuden a los Mossos. Deberían estar menos preocupados de investigar y más pendientes de temas administrativos, que son su competencia”, dijo ayer un responsable de los Mossos.