La regularización de 190.000 extranjeros enfrenta a Berlín con los Estados federados

Antiguos exiliados bosnios, kurdos, iraquíes, afganos y kosovares son 'tolerados' en Alemania

El País, 16-11-2006

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Una regularización masiva de extranjeros enfrentó ayer a los ministros de Interior de los Estados federados alemanes gobernados por la Democracia Cristiana con el ministro federal de Interior, Wolfgang Schäuble, del mismo partido. Schäuble, que criticó al Gobierno español por la regularización llevada a cabo el año pasado, dio el visto bueno a una normativa demasiado generosa y cara a juicio de los länder. Cuando el Gobierno de coalición entre socialdemócratas y democristianos dirigido por Angela Merkel está a punto de cumplir un año en el poder, se pone una vez más de manifiesto que el verdadero conflicto no está entre los partidos de la alianza, sino entre el Gobierno federal y los barones democristianos de los länder.

Se trata de la regularización de hasta 190.000 extranjeros que siguen viviendo en Alemania a pesar de que su petición de asilo fue denegada por las autoridades de ese país. Estos extranjeros tolerados, muchos de ellos kurdos, iraquíes, afganos, kosovares y bosnios, no han sido repatriados por razones humanitarias, ya sea porque sus países estaban en guerra o porque corrían peligro de ser torturados a su regreso.

Mientras tanto, muchos de ellos se han integrado en la sociedad alemana. Sus hijos, en muchos casos, no conocen otra realidad que la germana, pero no pueden tener una vida estable porque sus permisos de residencia son prolongados a veces por semestres, y otras incluso por trimestres.

Para regularizar su situación, estaba previsto que la conferencia de ministros de Interior de los Estados federados acordara hoy y mañana en una reunión en Núremberg unas condiciones para darles permisos de residencia permanentes a los que pudieran mantenerse sin ayuda del Estado. Pero el martes, el ministro del Interior se reunió con su colega de Trabajo, el socialdemócrata Franz Müntefering, y acordó, al amparo de la gran coalición, darles dos años de plazo para buscar empleo.

La regulación acordada por la coalición, que invalidaría el acuerdo de los Estados federados, significa que pueden quedarse los tolerados que vivan en Alemania desde hace más de ocho años si son solteros, o seis años si tienen familia, que hablen alemán, no tengan antecedentes penales ni se hayan mantenido en Alemania gracias a artimañas ilegales, como destruir su pasaporte. Sin embargo, aunque la ley federal pese más que el acuerdo de un Estado, tiene que ser aprobada también en el Bundesrat (Consejo Federal), donde están representados los Estados federados, por lo que el texto aún sufrirá cambios.

En virtud del acuerdo federal, estos extranjeros tendrían dos años para encontrar un empleo con el que poder vivir, posición que defendían los socialdemócratas, mientras que la Unión (CDU y CSU) abogaba por que sólo pudieran acceder al permiso de residencia quienes tuvieran trabajo en el momento de la regularización. Esta diferencia supone que el número de tolerados que se estima que finalmente podrían quedarse al cumplir todos los requisitos estaría en 20.000 o en 100.000, según la generosidad de la ley que finalmente se apruebe.

Lo que los ministros democristianos quieren evitar es que los extranjeros pasen a engrosar las listas de desempleo y acaben teniendo que ser mantenidos por el Estado, ya que los subsidios que cobrarían si no encuentran trabajo corren a cargo de los ayuntamientos y de los Estados federados.

El diputado socialdemócrata experto en Interior Dieter Wiefelspütz, que participó en la reunión en la que se alcanzó el acuerdo, declaró ayer en la televisión pública ARD que muchos de los extranjeros están ya hoy en el paro y reconoció que será muy difícil expulsar a los que no hayan encontrado trabajo después de dos años.

Crítica bávara

Los ministros de Interior de los Estados gobernados por la Democracia Cristiana no comprendían ayer qué se le pasó por la cabeza a Schäuble cuando dio el visto bueno a una norma así. “El compromiso supone el paso a la red de ayuda social cuya carga recae sobre los ayuntamientos”, declaró el ministro de Interior de Baja Sajonia, Uwe Schünemann. “Esto es tanto como paralizar la ayuda social”, criticó su homólogo bávaro, Günther Beckstein.


Si bien la ley federal pesa más que cualquier acuerdo de los Estados federados, ésta tiene que aprobarse no sólo en el Bundestag (Parlamento) sino también en el Bundesrat (Consejo Federal), donde están representados los Estados federados. Beckstein ya anunció su oposición en esa Cámara si no hay cambios sustanciales. “Un compromiso podría ser dar permiso de residencia a quien tenga trabajo hasta el 30 de septiembre de 2007”, propuso Beckstein.

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