Cameron afronta la inmigración

Los «tories» proponen un «carné por puntos» para limitar la entrada de extranjeros a Gran Bretaña

La Razón, 13-11-2006

Gonzalo Suárez
Londres – Tras consolidar su imagen moderada abordando asuntos tan poco
propios de la derecha como el ecologismo o la justicia social, David
Cameron se ha atrevido a pisar uno de los terrenos tradicionales del
Partido Conservador británico: la inmigración. Y, fiel a su estilo
centrista, lo ha hecho combinando piezas del ideario «tory» con los
ingredientes más populares del laborismo. Así, el joven líder propuso
reducir «significativamente» el número de inmigrantes que se instalan cada
año en las islas británicas desde fuera de la UE. Eso sí, para extraer el
máximo jugo económico a los recién llegados, estudia instaurar una especie
de «carné por puntos» que dé prioridad a los trabajadores más cualificados.
La nueva propuesta «tory» es simple: vincular la entrada de nuevos
inmigrantes a la capacidad de los servicios públicos para absorberlos.
Como resulta imposible controlar los flujos provenientes de la Unión
Europea, Cameron pretende recortar drásticamente la cuota de trabajadores
extracomunitarios.
Cada año, los conservadores consultarían con
distintos agentes sociales para establecer una cifra concreta que tendría
en cuenta las necesidades empresariales, el impacto medioambiental, la
cohesión social y los efectos sobre servicios como la educación o la
sanidad. «Decimos sí a la inmigración, pero aprovechando al máximo sus
ventajas económicas: eso es una política sensata», aseguró Cameron.
Una pieza clave del sistema sería el «carné por puntos», una vieja idea que
el líder conservador ha rescatado en los últimos días y que también forma
parte de los planes laboristas. Ya que el número total de inmigrantes
caerá sustancialmente, los «tories» quieren que su efecto se note
sustancialmente, para lo que pretenden atraer a los que más aporten a la
economía y espantar a los que supongan un lastre. De ahí que un
informático o un ingeniero vayan a disfrutar de más papeletas para obtener
un permiso de residencia que un pintor o un albañil: las empresas
británicas necesitan más de los primeros y menos de los segundos. «Estos
criterios permitirán que cada inmigrante que admitamos contribuya
positivamente a nuestro PIB y nuestras finanzas públicas», señala un
informe del partido.
Con este enfoque puramente económico, Cameron
pretende atraer a los votantes preocupados por la llegada de trabajadores
foráneos sin que nadie pueda acusarle de xenofobia. El momento no podría
resultar más propicio: recientemente, se ha sabido que la inmigración ha
alcanzado cifras récord con los laboristas hasta alcanzar un saldo neto de
185.000 personas. Además, el Gobierno se dispone a anunciar nuevas medidas
de control de las fronteras en el tradicional Discurso de la Reina, en el
que se detalla el programa legislativo de cada año, por lo que el líder
conservador ha querido adelantarse a la jugada.
Una apuesta
arriesgada
Aún así, la estrategia no está exenta de riesgos. Los
«tories» se presentaron a las pasadas elecciones con un programa de tintes
populistas que proponía severos recortes en la inmigración. Sin embargo,
los votantes se decantaron claramente por los laboristas, que centraron su
campaña en la economía, la educación y la sanidad. De ahí que Cameron haya
esquivado este asunto hasta la fecha, aunque sea uno de los que más
preocupan a sus militantes. Según él, sólo podía apuntalar sus
credenciales centristas ante los electores indecisos, los que acaban
decidiendo las elecciones, si abandonaba este terreno «cómodo» durante sus
primeros meses al frente del partido.
A punto de cumplir su primer
aniversario en el cargo, parece que el joven líder «tory» se ve con
fuerzas de entrar en el debate, aunque sea con un mensaje relativamente
borroso. Los laboristas no han tardado en cuestionar la viabilidad de sus
planes, puesto que los conservadores no apoyan su proyecto de introducir
carnés de identidad, un «arma clave» para luchar contra la inmigración
ilegal. Pero estos ataques no han intimidado a Cameron, que sabe que la
gestión de las fronteras será uno de los asuntos más importantes en las
elecciones. «Nuestro mensaje es sensato, realista y compasivo», recalcó
Damian Green, su especialista en la materia.

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