Comentario de EL DÍA

Ayudar a África con dinero canario

El Día, 07-11-2006

EL GOBIERNO DE CANARIAS va a dedicar el próximo año diez millones de euros de los presupuestos de la Comunidad a ayudar a África, aumentando la partida un 60% con respecto a 2006. A pesar de eso, hay quien dice que es una cantidad insuficiente, porque queda lejos del 0,7% del Producto Interior Bruto que reclaman las ONG desde hace tiempo a todas las administraciones públicas como ayuda al Tercer Mundo. Como la mayoría de estas últimas se han comprometido a cumplir el objetivo a más o menos largo plazo, ninguna contesta cuando le exigen más dinero, como si fuera una deuda pagadera bajo plazo legal.

Sin embargo, y sabemos que esto es ir contracorriente, no todo el mundo está de acuerdo en que cualquier administración, incluyendo ayuntamientos, cabildos y gobiernos autónomos, tenga que detraer de sus arcas todos los años una cantidad de dinero, cuyo buen uso es muy difícil de fiscalizar, para ayudar a quienes viven a miles de kilómetros cuando entre sus conciudadanos persisten la miseria y las necesidades más elementales. Aquello de que la caridad bien entendida empieza por uno mismo.

Sin embargo, hay consenso general en que el Estado, la Administración central, como recolectora de los impuestos de todos, ricos y pobres, sí es el agente adecuado para detraer un poco de la ingente cantidad recaudada y ayudar a otros países. Pero eso de que el Gobierno autónomo de Canarias tenga que actuar como el central, entregando dinero de los impuestos de sus administrados para proyectos fuera de sus límites territoriales no lo entienden muchas personas del pueblo llano. Ésta es una región con un nivel de vida todavía lejos de la media europea a pesar de que, estadísticamente, nos acerquemos, que tiene en el turismo su principal fuente de ingresos y que se puede ir agotando poco a poco debido al desgaste de los recursos que está provocando la superpoblación. En todo caso, ¿qué peso puede tener la aportación económica canaria a un continente poblado por cientos de millones de personas? Aquí, se pueden cubrir muchas necesidades con 10 millones de euros, pero creer que eso tendrá algún peso en los problemas de África sería actuar como la pulga de la fábula. Aquella que decía: “En una larga jornada/un camello muy cargado/exclamó ya fatigado:/¡Uff!, qué carga tan pesada./ Doña pulga, que montada iba sobre él,/al instante se apea/ y dice arrogante:/ del peso te libro yo./ Y el camello respondió:/Gracias, señor elefante”. Pues eso, no nos creamos tan importantes.

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