ELECCIONES LEGISLATIVAS EN EEUU / Karl Rove prevé que el partido en el poder sólo pierda hoy entre ocho y 10 puestos en la Cámara de Representantes / Los sondeos vaticinan una diferencia de cuatro a siete puntos / ELECCIONES LEGISLATIVAS EN EEUU / Las claves
Los republicanos recuperan terreno en la recta final
El Mundo, 07-11-2006CARLOS FRESNEDA. Enviado especial
El Partido Republicano ha recuperado terreno en los últimos lances de la campaña y aspira a mantener la doble mayoría en el Senado y el Congreso en las elecciones legislativas que hoy se celebran en Estados Unidos. Los recientes sondeos de Gallup y del Pew Center sitúan a los republicanos a tan sólo cinco o siete puntos de distancia de los demócratas, que parecen haber perdido el ímpetu en la recta final.
Los republicanos han aprovechado el efecto Sadam y las buenas noticias sobre la marcha de la economía para capturar a los indecisos e inyectar moral en sus militantes de base. Aun así, el factor Bush siguió pesando hasta el último momento: el candidato republicano a gobernador de Florida, Charlie Crist, suspendió ayer una aparición junto al impopular presidente en Pensacola, por miedo a un efecto adverso en las urnas.
«Los republicanos han vuelto a entrar en juego», certificó Andy Kohut, presidente del Pew Center, que hace dos semanas situaba a los demócratas con una ventaja de 11 puntos, recortada ahora a cuatro. En el sondeo de Gallup, los republicanos han reducido también la diferencia de 13 puntos a la mitad (51% frente al 44%). Aunque los sondeos sobre la intención de voto tienen difícil traducción en unas elecciones tan personalizadas (se renuevan los 435 asientos de la Cámara de Representantes y 33 escaños o un tercio del Senado), todo parece indicar que la mayoría en el Capitolio que retienen desde hace 12 años los republicanos se decidirá hoy por la mínima.
«La partida en el Senado está muy abierta y la pelota puede caer en el tejado de cualquiera», aseguraba ayer el analista político Stuart Rothenberg. Los demócratas necesitan arrebatar a los republicanos al menos seis escaños para darle la vuelta a la cámara alta. Cinco de ellos están a mano (Misuri, Montana, Rhode Island, Ohio y Pensilvania), pero cualquier oscilación de última hora puede inclinar la balanza.
En la Cámara de Representantes, los demócratas han de arañar 15 escaños para obtener la mayoría, y aunque una veintena parecían aún a su alcance, las predicciones del estratega republicano Karl Rove (un pérdida llevadera de ocho a 10 asientos) sonaron ayer más «razonables» que hace una semana.
Rove ha vuelto a ser el estratega a la sombra de los republicanos, artífice de la guerra sucia en dos estados clave (Virginia y Tennessee) y responsable de la nueva ofensiva contra John Kerry – por su gazapo sobre la guerra de Irak – , que fue el punto de inflexión de la campaña. Pese a los escándalos sexuales y los casos de corrupción que han minado las filas republicanas, Rove ha trabajado también para devolver la motivación a las bases del partido y asegurarse de que los conservadores se volcarán hoy en las urnas.
La guerra de Irak. Las noticias de Bagdad han marcado la pauta durante la campaña y los 103 soldados muertos en octubre (el mes más trágico para las tropas desde enero del 2005) pesan aún en la mente de los votantes. La mayoría de los estadounidenses es pesimista sobre la marcha de la guerra y favorable a un «cambio de curso», pero está por ver hasta qué punto se traduce un voto anti – Bush en las urnas.
Las declaraciones de John Kerry, instando a un grupo de estudiantes a que «trabajen duro para no quedarse atascados en Irak», sirvieron para un realineamiento de fuerzas en vísperas de la función final: la sentencia a muerte de Sadam, que ha caído sobre los demócratas como un cubo de agua fría (nadie ha osado levantar la voz contra la horca).
El ‘factor Bush’. Con el índice de aceptación popular bajo mínimos (del 36% al 39% ), Bush sólo se atrevió a pisar territorio republicano durante la campaña. Decenas de candidatos de su partido renunciaron a compartir actos electorales con el presidente por temor al contagio.
La economía. El segundo factor que más pesa en la mente de los votantes es la situación económica. Los datos favorables del desempleo – los niveles más bajos desde el año 2000 – han sido aprovechados por los republicanos para abonarse al lema del presidente Bush: no más impuestos. Sin embargo, la pobreza ha ido en aumento y la clase media americana sufre para llegar a fin de mes. Los precios de la gasolina se han mantenido estables durante la campaña: buenas noticias para el partido en el poder.
La inmigración. Aunque figura aún entre los tres temas más palpitantes, los republicanos renunciaron a convertir la lucha contra la inmigración ilegal en tema bandera durante la campaña. Las movilizaciones de hace apenas seis meses han contrastado con el silencio y la resignación con los que los demócratas han contestado a la ley que permite amurallar más de 1.200 kilómetros de la frontera con México.
El factor moral. La dimisión del republicano Foley por su flirteo con los becarios de la Cámara marcó los primeros compases de la campaña, pero los demócratas permitieron que el efecto Foley, al final, tenga poco impacto más allá de Florida. El escándalo del presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos, Ted Haggard, ha vuelto a poner en primer plano la doble moral de los conservadores, pero los demócratas no le han sacado jugo electoral más allá de Colorado. Los escándalos de corrupción (el republicano Bob Ney dimitió en plena campaña) tampoco han ido mucho más allá. Aun así, una abrumadora mayoría de norteamericanos considera el Congreso como «corrupto e ineficaz».
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