Algunos funcionarios tratan peor a los que acaban de llegar
Las Provincias, 05-11-2006A mí me da igual; llevo 24 años aquí y no me pueden hacer nada, pero hay gente que acaba de llegar a la que tratan igual o peor que a mí. Esperanza ha decidido denunciar los malos modos con los que se trata a muchos extranjeros en organismos oficiales: Aunque un funcionario tenga un mal día, no es justo que lo pague contigo. Muchos españoles se han sentido en alguna ocasión mal tratado por algún funcionario en alguna ventanilla. Con los inmigrantes ocurre algo parecido, pero en esas situaciones el ciudadano está en una mayor desventaja.
Si protestas, vas a tener un problema. Esta frase es muy habitual en las colas de organismos públicos frecuentados por extranjeros. El inmigrante tiene miedo a que, de repente, su expediente se pueda perder y, por ejemplo, se quede
sin papeles
, condenado a perder el trabajo y, en el peor de los casos, con una orden de expulsión.
Esperanza Cruz ha reunido el valor suficiente para convertirse en la voz de muchos inmigrantes que conozco a los que han tratado igual o peor que a mí. Destaca que, muchas veces, un extranjero se siente completamente perdido frente a la Administración española y más aún si no conoce el idioma o si es atendido con malos modos.
Evidentemente, esta joven colombiana no acusa ni mucho menos a los empleados públicos en general, sino a una pequeña parte. Pero sí dice con claridad: Aunque un funcionario tenga un mal día, no es justo que lo pague contigo.
Ha trabajado de cara al público, como dependienta: Un día lo llevas bien y otros mal. Está claro que es muy difícil tratar con la gente, pero es tu trabajo y ya está.
Su caso es muy singular. Fue adoptada en Colombia y llegó a España en 1982. Sus padres, sin embargo, no la inscribieron en el Registro Civil y, por tanto, no figura como ciudadana española. Yo creo que me trajeron, a sus 59 años, para que les cuidara cuando fueran mayores, lamenta Esperanza.
Cuando cumplió los 18 se interesó por su situación, pero los padres adoptivos se desentendieron. No los denunció por el cariño que tenía a su madre adoptiva, ya fallecida.
Tuvo que ser acogida por María y Vicente, un matrimonio de Alcàsser que ya tenía otros nueve hijos.
Pasados los años logró un permiso de residencia de tipo especial. Aunque el documento no lo especifica, tiene derecho a trabajar en lo que sea, como cualquier trabajador. Hay gestores que no lo saben y por eso no me contratan en muchos empleos, explica.
Ahora le tocaba renovar este permiso. Una vez renovado podrá reclamar la nacionalidad española y se evitará problemas. Todo esto me perjudica porque no puedo hacer vida normal. Necesito trabajar y ganarme la vida como cualquiera, subraya Esperanza.
Retraso para la cita
Sólo podía pedir la renovación de su permiso permanente (por 5 años) cuando faltara un mes para que caducara.
Entonces, sólo consiguió la cita para 45 días después. Por tanto, antes de poder presentar su solicitud estaría dos semanas con el permiso caducado. Primer gran problema: Esperanza va trabajando en lo que puede, en empleos temporales y durante esos días estaría sin empleo o haciendo horas, a escondidas.
Cuando la presentó, le dijeron que tardaría 40 días. Entonces ella, exclamó: ¿40 días?. Esperanza agregó que aquella expresión de sorpresa no debió de sentar bien a la empleada. Pocos días después recibió una carta en la que se le informaba de que había habido un error con sus datos. El proceso se retrasaba un poco más. Ahora ya está casi todo resuelto, concluyó.
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