Un compromiso sobre migración, un comunicado especial sobre el muro entre Estados Unidos y México, y el bloqueo norteamericano a Cuba dominan la XVI Cumbre Iberoamericana que comenzó ayer en Montevideo y que concluirá el domingo, con las notables ausencias de los líderes de Brasil, Cuba, Nicaragua, Perú, Guatemala, Panamá y la República Dominicana.


Los cancilleres iberoamericanos aprobaron un comunicado especial de rechazo del muro que Estados Unidos acordó construir en la frontera con México, dijo el diplomático uruguayo Juan José Arteaga, presidente de la comisión organizadora. En él se hace un llamamiento a Washington para «que reconsidere la construcción de un muro divisorio en América». Sin embargo, esa construcción no es mencionada en el Compromiso de Montevideo sobre migración, aprobado a nivel de cancilleres.


«El problema es España»


El tema migratorio ha generado diferencias debido al desigual flujo migratorio entre los países. Una fuente de la cancillería uruguaya indicó que el centro «del problema es España», que tiene sus acuerdos migratorios dentro de la Unión Europea y es país receptor.


España quiere una inmigración «legal e integrada», afirmó momentos antes en Madrid la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega.


Pero en la reunión de cancilleres, previa a la que mantendrán hoy y mañana los jefes de Estado y de Gobierno, cerraron el texto del Compromiso de Montevideo sobre migraciones y desarrollo.


El ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, anunció la aprobación de un documento de «enorme trascendencia» ya que, por primera vez, países emisores y receptores acuerdan unos «principios básicos y uno preceptos colectivos» para ordenar los flujos migratorios. El texto supone también un compromiso de todos de luchar contra la emigración ilegal y las «mafias y las redes». Añadió que «España no se cierra», sino que apuesta por la emigración legal.


Como es tradición, don Juan Carlos, único jefe de Estado o de Gobierno que ha asistido a todas, habló en el acto inaugural. Pidió a la comunidad iberoamericana que aborde el fenómeno migratorio con serenidad, rigor y solidaridad, y con «la mirada puesta en el respeto y la protección de los legítimos intereses de las sociedades de origen y de acogida».