El camino de Viena a Lima
El Mundo, 04-11-2006La pasada Cumbre de Viena entre los países de América Latina y el Caribe y la Unión Europea constituyó un paso muy positivo para la profundización de los lazos entre ambas regiones. De alguna manera, Viena permitió constatar la madurez y solidez de nuestra asociación estratégica siete años después de la Cumbre de Río, punto de partida de este proceso.
Pero al mismo tiempo, la pasada Cumbre nos hizo ver de una manera diáfana que los logros alcanzados y los compromisos adquiridos, unidos al cada vez más exigente contexto internacional en el que se enmarcan las relaciones entre las dos regiones, se traducen en una serie de desafíos tan numerosos como complejos a los que debemos enfrentarnos en el camino hacia la próxima Cumbre de Lima, en mayo de 2008.
Desde un punto de vista operacional, la ejecución de las recomendaciones de Viena y del proceso de cumbres, en general, es un reto de primer orden. Las actividades que nos proponemos llevar adelante en campos tan importantes como la cohesión social, el medio ambiente o la energía, bastarían para darnos cuenta de la magnitud del trabajo a realizar; a lo que hay que añadir los procesos de negociación entre la UE y Centro América, la Comunidad Andina, el Mercosur y el Caricom, cuyo objetivo es la conclusión de Acuerdos de Asociación. La conclusión de dichos acuerdos, que comprendan los tres componentes fundamentales del diálogo político en democracia, la cooperación y el libre comercio, constituiría, sin duda, una etapa decisiva para afianzar las relaciones entre las cuatro subregiones y Europa.
Existen otros ámbitos que van a servir para comprobar el verdadero alcance del compromiso político asumido en Viena de trabajar en un espíritu de cooperación y diálogo. Temas como las inversiones, las migraciones, la lucha contra las drogas y los procesos de toma de decisiones en los marcos multilaterales pondrán a prueba la capacidad de ambas regiones de traducir en acciones las declaraciones programáticas asumiendo el principio de responsabilidad compartida que la madurez de nuestra asociación estratégica exige.
En el marco de una reflexión sobre el presente y futuro de las relaciones entre ambas regiones, conviene destacar el importante y positivo papel que otras instituciones y mecanismos de diálogo político y cooperación pueden jugar. A propósito de la Cumbre Iberoamericana en Montevideo es oportuno saludar y agradecer la contribución positiva que el proceso de Cumbres Iberoamericanas y la Secretaria General Iberoamericana, que lidera con talento Enrique Iglesias, están haciendo para consolidar los lazos entre nuestras dos regiones. Tanto el principal tema de trabajo elegido para este año, las migraciones, como el que será abordado el año próximo, el pacto social, se encuentran entre las prioridades estratégicas del proceso ALC – UE y corroboran la necesidad de seguir reflexionando sobre cómo reforzar los lazos con actores que puedan contribuir de manera positiva a dicho proceso.
Viena también nos hizo ver la importancia de abordar de manera franca una pregunta que cada vez parece más legítima a medida que se afianzan las relaciones entre las dos regiones. ¿Cuál es el objetivo último de nuestra asociación estratégica? O, dicho de otra manera, una vez que los marcos de intercambios políticos, económicos y comerciales sean definidos y consolidados, ¿cuál deberá ser la siguiente etapa a abordar? Ambas preguntas complejas y de trascendencia política para las que no tenemos hoy una respuesta precisa, deben merecer una reflexión seria.
A año y medio de la próxima Cumbre ALC – UE, en Lima, debemos reconocer los muchos y valiosos logros alcanzados por las dos regiones para construir una verdadera asociación estratégica. Pero es quizás aun más legítimo y necesario que no nos dejemos llevar por la autocomplacencia y que seamos capaces de afrontar con determinación, coraje y visión política los desafíos a los que nos enfrentamos.
Al término de estas reflexiones, nos viene a la memoria la frase siempre actual del gran novelista austriaco Robert Musil para quien «el mundo no es tan viejo y quizá nunca estuvo tan interesante como ahora». Y a ese mundo nos acercamos con el mismo espíritu que un contemporáneo suyo, el poeta peruano César Vallejo, nos reclamaba: solidaridad en la tarea de crear un mundo mejor.
Benita Ferrero – Waldner es comisaria europea de Exteriores y acude a la Cumbre Iberoamericana antes de viajar a Argentina y Chile. José Antonio García Belaúnde es ministro peruano de Exteriores.
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