Un foso antigitanos

El Mundo, 04-11-2006

El alcalde de una localidad italiana ordena excavar una zanja de 200 metros para evitar que las caravanas de nómadas rumanos se asienten en la zona Hace tiempo que el alcalde de Schio, una próspera localidad del noreste de Italia en la que viven 39.000 personas, le daba vueltas en su cabeza a la siguiente cuestión: ¿cómo evitar que los gitanos se asienten con sus caravanas y sus remolques en un descampado situado a las afueras de una ciudad?


Y, finalmente, ha encontrado la respuesta a sus desvelos. El primer edil – quien, para más señas, es de centroizquierda – ha ordenado excavar un foso de 200 metros de largo, un metro de profundidad y 70 centímetros de largo alrededor de un terreno cercano a un polígono industrial en el que los cíngaros rumanos tenían por costumbre acampar. Ahora no pueden hacerlo, porque sus carromatos son incapaces de atravesar esa infranqueable zanja.


Schio es una muy próspera localidad del norte de Italia. Se encuentra en Vicenza, una provincia tan rica que ella solita, con sus 750.00 habitantes, produce tanta riqueza como toda Grecia. Pero, por si hallarse en medio de esa bonanza no fuera suficiente, Schio además lleva a gala ser la zona de Europa con mayor densidad industrial: cuenta con una empresa por cada cinco habitantes. Y justo ahí, en medio del inmenso polígono industrial de Schio – que con sus cuatro millones de metros cuadrados de extensión y sus 20.000 empleados es el orgullo de la localidad – , hace un par de años comenzaron a asentarse los inmigrantes rumanos.


La llegada de los gitanos no fue bien recibida por los empresarios de la zona, quienes comenzaron a quejarse de que encontraban desvencijados los candados y los cierres de sus negocios. Las denuncias por pequeños robos se sucedieron. «Bombonas de gas, baterías para los coches, generadores de corriente, gasóleo, reservas de agua», enumera Matteo Maroni, comandante de los bomberos, citando los objetos más sustraídos, que coinciden con los que resultan de mayor utilidad para los nómadas rumanos.


En un principio, el Ayuntamiento trató de solventar la situación firmando órdenes de desalojo contra los cíngaros. Pero los rumanos siempre se adelantaban: el día que aparecían las fuerzas del orden para expulsarles del descampado, los nómadas ya habían abandonado el lugar. Sin embargo, pasados unos cuantos días, regresaban.


Ante esa situación, la semana pasada el alcalde de Schio, Luigi Dalla Via, del partido de centroizquierda La Margarita, tomó una polémica decisión: ordenó cavar un foso alrededor del terreno en el que suelen instalarse los rumanos. Durante toda una noche, una excavadora y varios empleados estuvieron manos a la obra. Por la mañana, el trabajo estaba terminado y una zanja hace ahora inaccesible el terreno a sus caravanas. Una decisión que ha levantado una enorme polémica y no pocas críticas…


«Ese foso existía ya desde hace años», se defiende el alcalde de Schio. «Lo que ocurre es que con el paso del tiempo se había ido rellenando de tierra. Lo que hemos hecho ha sido intervenir para impedir que el área viniese ocupada», sentencia, no aceptando las acusaciones de xenofobia. «Schio jamás ha sido intolerante: desde hace más de 20 años acogemos a un clan de gitanos que han decidido convertirse en residentes estables», asegura en alusión al grupo de inmigrantes rumanos para cuyas caravanas el Ayuntamiento ha cedido un área de estacionamiento con suministro de agua y de electricidad.


Es precisamente la intolerancia y la xenofobia de las localidades vecinas lo que, según Luigi Dalla Via, ha hecho de Schio el lugar predilecto de los inmigrantes rumanos. «La decisión que hace dos años tomaron dos municipios vecinos, los de Malo y Piovene Rocchete, de adoptar una línea dura y de expulsar a algunas familias de gitanos ha significado que cargaban el problema sobre nuestras espaldas, porque todos los cíngaros acababan en nuestro territorio», señala.


Debates ideológicos aparte, el alcalde también justifica la creación del controvertido foso por motivos puramente mercantiles. Asegura que el terreno en cuestión está en venta y destaca que quien pretenda adquirirlo desea obviamente que esté libre. Sin embargo, sus argumentos no han logrado siquiera convencer a sus socios en el Ayuntamiento. Los Verdes ya han amenazado a Dalla Via con abandonar la coalición que mantienen con La Margarita y los Demócratas de Izquierdas en el Gobierno municipal.


Recientemente el alcalde de otra localidad del noreste italiano, Padua, ordenó erigir un muro metálico de tres metros de alto para aislar un grupo de viviendas habitadas por inmigrantes y frenar el tráfico de drogas que se lleva a cabo en la zona.

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