La diputada Ekin Deligöz vive bajo protección desde que pidió a las musulmanas de Alemania que se quitasen el pañuelo. Representantes musulmanes han defendido a la diputada, aunque algunos han tachado sus palabras de “populistas”.

MARC BASSETS – Corresponsal BERLÍN
.- Hasta hace unos días, Ekin Deligöz, nacida hace 35 años en Turquía, era una diputada semidesconocida de Los Verdes alemanes. Ahora se halla bajo protección policial, recibe mensajes insultantes y amenazantes y se ha convertido en la protagonista de la última controversia sobre la integración de los musulmanes en Europa.

Unas declaraciones de Deligöz, quien llegó a Alemania en 1979 y se nacionalizó en 1997, exhortando a las musulmanas que viven en Alemania a deshacerse del pañuelo que cubre la cabeza de muchas de ellas, desencadenaron un alud de protestas. Algunos diarios turcos la han atacado y han comparado su discurso con el de los nazis. Ahora la diputada se mueve con escolta, circunstancia poco habitual en este país.

El martes, Los Verdes convocaron en Berlín una reunión con representantes turcos en Alemania, país donde viven más de tres millones de musulmanes, de una población total de 82 millones. Los representantes musulmanes condenaron tajantemente las amenazas e insultos a Ekin Deligöz. Pero algunos, como Kenan Kolat, presidente de la Comunidad Turca en Alemania, tildaron de “populistas” las palabras de la política ecopacifista.

“El pañuelo es un símbolo de la opresión de las mujeres. Quien exige a las mujeres que lleven pañuelo las convierte en un objeto sexual que hay que esconder”, dijo Deligöz a mediados de octubre al sensacionalista Bild am Sonntag.“Hago un llamamiento a las mujeres musulmanas para que se adapten a los tiempos actuales y a Alemania. Vivís aquí, así que ¡quitaos el pañuelo! Mostrad que tenéis los mismos derechos humanos y ciudadanos que los hombres”.

En Alemania, donde la mayoría de los musulmanes son de origen turco, el debate sobre el pañuelo se arrastra desde finales de los noventa, cuando el land de Baden-Württemberg impidió a la maestra musulmana Fereshta Ludin dar clases con el cabello cubierto. Tras varios recursos en los tribunales, ocho estados – entre ellos Baden-Württemberg- han prohibido que las profesoras usen pañuelo.

Políticos de todo signo han apoyado públicamente a Ekin Deligöz. “No permitiremos que se atente contra la libertad de expresión”, ha advertido, a pesar de su desacuerdo con las palabras de la diputada, el presidente del Consejo Central de los Musulmanes en Alemania, Axel Ayyub Köhler.

El debate actual surge a raíz de la reciente petición, por parte del ex ministro británico de Exteriores, Jack Straw, de que las mujeres británicas descubriesen su cara – no la cabeza- cuando se relacionan con la Administración pública.

“Hay mujeres que llevan el pañuelo voluntariamente, por sus creencias o como accesorio de moda. Pero no se trata de eso – ha dicho Ekin Deligöz a la televisión pública alemana-. Lo que quiero es señalar que para mí el pañuelo es una seña política y que yo estoy en contra. No he pedido ni leyes ni sanciones. He pedido que sea voluntario. Un llamamiento como éste debe ser posible en Alemania”.