TENEMOS INMIGRANTES. Así rezaba la cabecera de las manifestaciones de la subdelegada del Gobierno Central en Las Palmas, Carolina Darias, recogidas en este diario del pasado 23, que no tienen desperdicio.

Cuando las leí me pregunté en qué país vive la subdelegada, que, según se deduce, achaca a las mujeres canarias el bajo índice de natalidad, razón por la cual necesitamos inmigrantes. Y se quedó tan pancha.

La han puesto a parir Jesús Javier Jaraiz, presidente de la Asociación +D2 de Familias Numerosas de Canarias en su escrito en este mismo medio del 26 del presente mes, y “una mujer trabajadora, madre y con poca ayuda estatal”, del día 28. Los tres escritos merecen ser leídos y meditados aunque corramos el riesgo de que a su término nos pongamos a llorar.

Señora subdelegada: los inmigrantes ilegales vengan en cayuco o en avión sí suponen una amenaza para ellos y para nosotros. Para ellos, muchos de los cuales han dejado sus vidas en el intento y también posibles víctimas si se destapan brotes racistas y xenófobos.

Para nosotros y para nuestros hijos ya que para la principal economía de las islas el turismo, si falla la seguridad, puede suponer una pavorosa ruina de la que difícilmente nos podríamos reponer.

El pasado domingo miles de canarios y residentes nos manifestamos pidiendo una ley de residencia con el fin de regular el número de habitantes en las islas. Fue una manifestación que se desarrolló con normalidad, si bien la lluvia mermó el número de participantes. Pero comento un dato que puede ser significativo. Solo ví una bandera canaria y otra de Tenerife. Sin embargo, ondeaba una veintena de los independentistas canarios. Y eso es un aviso.

Los canarios somos acogedores, hemos vivido tener que emigrar, sabemos respetar, pero no jueguen con nuestro pan y ni con el de nuestros hijos. Como decimos por aquí: con las cosas de comer no se juega.

Formidable la carta de la madre, con su “pequeño grito de rabia”, poniendo el dedo con total acierto en la llaga. Las familias canarias sí quieren tener más hijos pero para ello hacen falta medidas sociales que permitan el acceso a viviendas dignas, trabajos fijos, sueldos decentes, protección a la familia, pero no el paripé de pagar cien euros que no da ni para pañales, dejando fuera a la que “trabaja en casa”. Somos el furgón de cola en los países europeos en lo que a medidas de protección a la familia se refiere.

El precio de las viviendas es prohibitivo salvo claro está que mira tú por dónde imitando al criticado franquismo, por parte del Gobierno se construyan viviendas de bajo costo como fueron las de las barriadas de José Antonio, García Escámez, Somosierra, la Salud y tantas otras regadas por las islas, de forma que nuestros jóvenes se puedan casar, tener sus hijos, y vivir dignamente.

Parece como si para poder tener hijos hiciera falta ser funcionarias que, si quedan embarazadas, no son despedidas y les guardan el puesto de trabajo, bien remunerado.

Solo así disculpo la atrevida manifestación de la subdelegada.

Como dice el refrán: la ignorancia es atrevida.