Dos liberales de distinta estirpe, el diario «The New York Times» y el escritor Mario Vargas Llosa, comparten algunas certezas sobre una valla o muro que hace exclamar a una conductora de Frontera, la línea de furgonetas que liga Tucson con Nogales: «Que lo construyan ya. Es su país. Así cuando bombardeen Corea y luego les ataquen en casa la sangre no se les vaya a escapar al otro lado». Si Vargas Llosa tituló recientemente «Un muro de mentiras» su escrutinio de los 7.000 millones de dólares aprobados en Washington para represar la inmigración ilegal, el «Times» identificó las mentiras en torno a un asunto que sirve a los candidatos para reprochar a su adversario de «querer la amnistía» (para los 12 millones de indocumentados en suelo estadounidense) y «rechazar la valla».

Para el autor de «La guerra del fin del mundo», «De los 45.000 millones de dólares que los latinoamericanos que trabajan en Estados Unidos enviaron a sus casas, han producido para su país anfitrión una riqueza cuatro o cinco veces mayor, que se ha quedado aquí y ha servido para incrementar la renta nacional».