Bucarest en Chamartín
El Mundo, 02-11-2006JAIME RODRIGUEZ
MAS DE 20.000 RUMANOS ACOMPAÑARON A SU EQUIPO EN EL SANTIAGO BERNABÉU EL PRESIDENTE DEL STEAUA REPARTIO ENTRADAS Y DINERO Iulian obtuvo permiso para salir un rato antes de la obra donde trabaja en Alcorcón para acudir al Santiago Bernabéu por primera vez en su vida. Ayer jugaba su Steaua de Bucarest, al que no veía en directo desde hace cuatro años, cuando llegó a Madrid en busca de otra vida. No pudo bajar a Sevilla cuando el club rumano jugó ante el Betis en la UEFA, pero la Liga de Campeones le ha traído al club de su niñez a su nueva ciudad. Como él, otros 20.000 rumanos dieron color al estadio del Real Madrid. Tonalidades azulgranas por la similitud del escudo de la entidad rumana con el rival catalán. Jamás un equipo contrario había aportado tantos aficionados al Bernabéu en un encuentro europeo. El récord doméstico lo tenía otro club azulgrana, el Extremadura, que en su primera aparición por el campo blanco en Primera División trajo a 10.000 hinchas.
De Alcalá de Henares, Coslada, Torrejón, hasta de Castellón llegaron autobuses para ver el choque de ayer. Jornada alegre para una de las comunidades de inmigrantes más numerosas en Madrid, tras la ecuatoriona. Botellón en la calle y bocadillo por la tarde, antes de que abrieran las puertas del recinto. Un ensayo de lo que sucederá el próximo día 15 en el Ramón de Carranza, en Cádiz, donde España se enfrentará a Rumanía en un duelo amistoso organizado por la Asociación de Futbolistas Españoles. «Soy del Barcelona, pero el Bernabéu me encanta», decía la novia de Iulian con una gran sonrisa.
Ambos habían llegado tarde al fastuoso paseo que se dio el presidente del Steaua, Gigi Becali, por los alrededores del estadio. Se hizo fotos, repartió abrazos y regaló entradas a sus compatriotas. El empresario, político y dirigente deportivo hizo patria entre los suyos. Contaban algunos rumanos ayer por la tarde que Becali incluso había dado billetes de 500 euros. Cualquier cosa es posible en un personaje peculiar, que expulsó de su partido político a un colaborador cercano por tener «ideas satánicas». ¿Qué había pensado? Aumentarse el tamaño del pene, una intención, según Becali, poco «coherente» con las ideas cristiano – demócratas de su partido. El presidente del Steaua aplaudió el gesto de su homónimo Ramón Calderón, que entregó 300 entradas a niños rumanos de escuelas madrileñas. Abrazos también recibió Gica Hagi. El gran ex futbolista rumano que lució su zurda en el primer Madrid de los 90 ayer quiso ver en directo a dos de sus equipos.
A ras de césped, sólo se oía el idioma del equipo visitante. El Fondo Norte era suyo y se veían banderas azulgranas por el resto de la grada. Las numerosas ocasiones de gol del Steaua eran jaleadas como si se tratara del estadio Ghencea Stadium de Bucarest. Todo en un ambiente sano, sin problemas entre las aficiones. No descansaron los hinchas rumanos durante los 90 minutos. Se ilusionaron con una victoria o, al menos, un empate de gloria que les recordase el sabor de aquella Copa de Europa del 86 en el Sánchez Pizjuán. Pero el gol en propia puerta de Nicolita amargó la fiesta de la colonia.
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