Legionarios por correo electrónico
El Mundo, 02-11-2006RUBÉN AMON. Corresponsal
La Legión extranjera de Francia crea una página web para reclutar nuevos miembros, en la que propone «el inicio de una nueva vida» Era una cuestión de tiempo, de supervivencia y de mimetismo social: la Legión extranjera ha puesto en marcha una página web para darse a conocer planetariamente y organizar sus campañas de reclutamiento.
Basta encender el ordenador, escribir la dirección en la pantalla (www.legion – etrangere.com) y seguir las instrucciones. ¿Quiere ser usted un hombre hecho y derecho? ¿Desea experimentar sensaciones fuertes? ¿Acaso pretende demostrar su amor oculto a la bandera tricolor?
Pues tome nota y remita un correo electrónico a la sede del cuartel virtual, porque la Legión extranjera le recibe como a un hijo pródigo sin importarle su origen, ni su raza, ni su lengua, ni su etnia, ni su religión ni… su oscuro pasado.
En efecto, el aguerrido cuerpo del Ejército francés, fundado con un puñado de mercenarios en 1831, permite a sus reclutas disfrazar la identidad y, metafóricamente, las huellas dactilares. Es verdad que se han puesto en marcha algunos filtros de control – terroristas, asesinos en serie – y que la Interpol puede tener acceso a los ficheros, pero la Legión extranjera propone a los voluntarios la ocasión de redimirse en charcos de sudor.
Exactamente en estos términos: «Cualquiera que sean sus títulos y nivel escolar, cualquiera que sea su situación familiar o profesional, le ofrecemos una oportunidad para una nueva vida. Venga a unirse a los 7.655 legionarios venidos de 136 países para construir un futuro de excepción, donde honor y fidelidad son valores fundamentales».
Retórica al margen, la propaganda de reclutamiento puede leerse en el prólogo de la página web. Tanto en francés como en otras 12 lenguas, precisamente porque la Legión extranjera quiere convertirse en un Ejército más cosmopolita que internacional al abrigo de la ubicua tecnología.
«La explicación es fácil: más candidatos quieren entrar, más posibilidades tenemos de mejorar el nivel de los soldados», señalaba al Herald Tribune el teniente coronel Rascle. «No queremos aumentar el número de miembros, sino mejorar las cosas cualitativamente».
El método de selección explica la decepción que se llevan muchos aspirantes. Siete de cada ocho no logran superar las pruebas de acceso y tienen que pagarse el viaje de vuelta – como el de ida – constreñidos a reanudar la vida de siempre y desprovistos del código de honor.
El código de honor, aclaremos, es una especie de vademécum para uso del legionario admitido. Consiste en siete artículos, como los pecados capitales, aunque todos redundan obsesivamente en la disciplina, en el heroísmo y en el lenguaje de los manuales castrenses decimonónicos.
¿Ejemplos? Artículo tercero: «Respetuoso de las tradiciones, subordinado a tus jefes, la disciplina y el compañerismo son tu fuerza; el valor y la honradez, tus virtudes». Artículo séptimo: «Tu misión es sagrada. Tú la ejecutas hasta el final. Tú mantienes el arma como el bien más preciado».
Estas cosas pueden leerse en la página web para llamar la atención de los reclutas, aunque el portal también ofrece una relación detallada de los honorarios – de 1.100 euros a 4.500 – , tiene colgados los himnos históricos de la Legión y sorprende a los visitantes con la oferta de una tienda on line donde pueden comprarse insignias, uniformes y prismáticos.
La sintonía con los nuevos tiempos ha cambiado el aspecto del cuerpo. Predominan los soldados de origen eslavo y centroeuropeo (33%), pero cada vez son más los reclutas de Latinoamérica (25%) y de Asia (8%). No sólo porque la Legión ofrece comida y sueldo. También porque los voluntarios capaces de resistir tres años pueden tener acceso a la nacionalidad francesa.
Es la recompensa de un trabajo tedioso, duro y arriesgado. De hecho, la Legión siempre ocupa un lugar de vanguardia en los principales conflictos internacionales – Costa de Marfil, Líbano, Djibouti… – y presenta un historial de 35.000 víctimas mortales desde sus orígenes.
Conviene recordarlo antes de mandar el mail y de comprometerse. Ya lo dice el lema de los legionarios extranjeros: caminar o morir.
(Puede haber caducado)