Del Director. La deriva de CC y los rumanos

Canarias 7, 31-10-2006

Francisco Suárez Álamo
Las Palmas de Gran Canaria

El sonoro y sonado fracaso de la manifestación celebrada en Santa Cruz de Tenerife reclamando una Ley de Residencia y, de paso, apuntando con el dedo acusador a los inmigrantes de todos los males de esta sociedad, demuestra, además del talante solidario de nuestra gente, que no está tan claro que haya una conexión directa entre la preocupación de los ciudadanos por la inmigración y la imputación de responsabilidades políticas a los partidos que gobiernan. Lo sucedido obliga, por tanto, a repensar las cosas y huir del tópico según el cual el ciudadano está harto de tanto inmigrantes y quiere soluciones drásticas que echarse a la boca. De paso, también nos debería llevar a los medios a colocar en su justo término a quienes ganan protagonismo a costa, precisamente, de elevar la voz cuando tras de ellos ni hay razones ni hay un movimiento ciudadano de importancia.

Por desgracia, no parece que los partidos estén por la labor de tomar nota de lo ocurrido. Salvo el Partido Socialista Canario – PSOE, que respiró aliviado cuando recibió la información del primer recuento de manifestantes, el resto seguirá avivando la llama del malestar. En el caso de Coalición Canaria, su presidente, Paulino Rivero lo hizo incluso horas antes de que los manifestantes salieran a la calle. Según CC, ahora hay que ponerle puertas al campo procedente de la Europa del Este y Rivero, que para eso pasa media semana en Madrid y está al tanto de lo que se cuece en el mundo, reclama para las Islas el mismo trato que el Reino Unido está aplicando a los inmigrantes rumanos: prácticamente un cierre de fronteras ante la entrada de ese país en el selecto grupo de la Unión Europea.

A los rumanos, por tanto, sólo se les aceptará cuando vengan en excursión folklórica y convenientemente vigilados por la Policía Nacional. Se acabó eso de que puedan instalarse en las Islas y aspirar a un empleo digno como todo hijo de vecino. A lo mejor con ello Coalición quiere quitarse el sambenito de que repudia a los subsaharianos por el color de su piel (negro) y, así las cosas, le ha tocado a los rumanos ejercer de cabeza de turco y pagar los platos rotos de la falta de soluciones políticas, que es a fin de cuentas lo que se cuece en el caldero de esta etapa de histeria preelectoral en que estamos instalados.

Coalición sigue, por tanto, en su camino sin retorno por la senda del populismo. Se aferra a esa marca convencida de que sólo así frenará una caída electoral que no supondrá la disolución inmediata, pero sí que puede marcar un punto de no retorno desde el momento en que la silla que preside el Consejo de Gobierno deje de ser parte de su patrimonio. Con el fracaso de la manifestación ganó, en suma, Canarias, y perdió CC.

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