POLÉMICA SOBRE LOS SIMBOLOS DEL ISLAM / La Europa multicultural

La 'batalla del velo' atiza el debate sobre el islam en Europa

El Mundo, 30-10-2006

Desde los atentados del 7 – J en Londres y del 11 – M en Madrid, las tensiones con la comunidad musulmana que vive en el Viejo Continente se han acrecentado Holanda puede ser el primer país en prohibir el burka, mientras que sus vecinos belgas no aplican ninguna restricción y temen legislar sobre lo que consideran una manera de vestir. Considerado símbolo religioso o político, elemento de separación o diferenciación, o simplemente prenda que dificulta la comunicación, el velo o pañuelo que utilizan las mujeres musulmanas corre el riesgo de convertirse en un nuevo foco de enfrentamiento entre comunidades.Mientras, otras voces reclaman la libertad de elección y que se deje de cuestionar a las mujeres que lucen el hiyab.


El islam es una realidad en Europa. Por ello, el debate sobre si lucir la ropa tradicional islámica constituye un elemento de diferenciación o simplemente un símbolo religioso amenaza con abrir una brecha en la sociedad. La batalla del velo está servida en países como Reino Unido o Italia. En otros estados, como Francia, los debates se resuelven a golpe de ley. Entretanto, España aún no ha tomado el testigo de un verdadero debate sobre el uso del velo. A continuación, exponemos una panorámica sobre la polémica del velo en Europa, un debate bajo el que subyace el latido del islam entre los europeos.


REINO UNIDO


Elemento de separación


Jack Straw, líder de la cámara de los Comunes, escribió hace tres semanas un artículo en un periódico local de Blackburn – circunscripción por la que es elegido diputado desde hace más de 20 años – donde expuso qué sintió durante una entrevista con una mujer musulmana que iba cubierta con un velo de pies a cabeza. Apenas si se le veían los ojos. Se sitió incómodo. Entonces reflexionó sobre la necesidad de que, al menos en los encuentros cara a cara, en los momentos en que se relacionen con otras personas, estas mujeres lleven el rostro descubierto.


La sociedad británica oyó un coro de voces procedentes de diferentes organizaciones de la comunidad islámica que criticaron a Straw y añadieron la sugerencia al debe del Gobierno, al que acusan de arrinconar a los musulmanes sistemáticamente desde los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres, donde murieron 52 personas.El Gobierno, ante el temor de una guerra del velo que se le fuera de las manos, se desmarcó de Straw. Los conservadores, con su líder, David Cameron, en cabeza, criticaron la propuesta. El dirigente de los Comunes se reafirmó y declaró que claramente prefería que el velo desapareciera. Sin embargo, el pasado 14 de octubre la guerra del velo pasó del terreno político al social.Una profesora de West Yorkshire, Aishah Azmi, fue suspendida de empleo cuando las autoridades escolares le pidieron que no llevara velo en clase y ella se negó. Fue a los tribunales. Ha ganado el caso.


Fue Blair quien, el pasado 17 de octubre, habló del velo en su comparecencia mensual ante la prensa. Allí, dejando claro que no se obligará a nadie a quitarse el velo, dijo que esta prenda «es un elemento de separación que provoca incomodidad en el resto de la sociedad».


Desde Trevor Phillips, responsable del Comité por la Igualdad Racial, hasta el máximo responsable de Scotland Yard, Ian Blair, han pedido que cese el debate y se deje de cuestionar que las mujeres musulmanas que así lo quieran lleven velo. Consideran que el debate puede concluir en un estallido de violencia social que enfrente a parte de la sociedad con la comunidad musulmana.


El arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, ha pedido que se permita tanto vestir el velo como llevar una cruz y ha afirmado que nadie ha autorizado al Gobierno a decidir qué símbolos religiosos son o no aceptables. Williams considera que este debate es, sencillamente, «políticamente peligroso».


ITALIA


Un símbolo político


Italia vive desde hace días inmersa en un acalorado debate público sobre el velo. Poco después de que Tony Blair diera a conocer su punto de vista sobre esa prenda utilizada por las mujeres musulmanas era el primer ministro italiano, Romano Prodi, el que se pronunciaba sobre la cuestión. Y lo hacía asegurando que, a pesar de no tener nada que objetar en contra del velo, el mismo debía dejar visible el semblante de la mujer. «No puede tapar el rostro. La que quiera llevar velo que lo lleve, pero debe ser posible reconocer a la persona. Es de sentido común. No se trata de cómo viste la persona, sino de si se esconde o no», señalaba Il Professore en una entrevista al rotativo La Repubblica.


Pero que nadie se confunda: la coalición de centro – izquierda que gobierna en Italia se muestra absolutamente en contra de prohibir el uso del burka o el niqab, dos tipos de velos que tan sólo dejan los ojos al descubierto. Los miembros de los ocho partidos que integran la alianza que lidera Prodi que se han pronunciado sobre la cuestión (y son bastantes) lo han hecho todos rechazando categóricamente la posibilidad de prohibir por ley el uso del velo. Incluido Massimo D’Alema, vicepresidente y ministro de Exteriores, quien apela a la libertad religiosa de los ciudadanos para dejar zanjada la cuestión.


Sin embargo, en Forza Italia, el partido que lidera Silvio Berlusconi, son muchos los que piensan de otra manera. Numerosos integrantes de esa formación (la más importante del centro – derecha) se muestran a favor de que Italia prohíba taxativamente el uso del velo musulmán.A los que aseguran que impedir el uso del velo supondría un atentado contra el derecho a la libertad religiosa, les responden diciendo que el velo no es un símbolo religioso sino político.


«Quien lleva el velo u obliga a su mujer a ponérselo no lo usa como símbolo religioso, sino como manifestación política de adhesión a un movimiento islamista integrista. Es por eso por lo que el Estado italiano no puede permitir el velo, o por lo menos no el velo integral», sentencia por ejemplo Roberto Formigoni, presidente de la región de Lombardía y, para más señas, uno de los más destacados miembros de Forza Italia.


De hecho, y a petición de un grupo de miembros del partido de Silvio Berlusconi que comparten esa misma opinión, Forza Italia está preparando un proyecto de ley para prohibir el uso del velo.Sin embargo, parece difícil que pueda ser aprobado.


Y a todo esto, ¿qué piensan ellas, las musulmanas que viven en Italia? Souad Sbai, presidenta de la Asociación de Mujeres Marroquíes en Italia, se declaraba hace unos días a favor de la prohibición del velo, asegurando que con frecuencia las mujeres musulmanas se encuentran en peores condiciones en el país transalpino que en sus países de origen.


FRANCIA


La muralla del laicismo


Ni crucifijos, ni velos islámicos ni kipás judías. La Asamblea francesa aprobó en febrero de 2004 con unanimidad inusual – 494 votos a favor, 36 en contra – una ley cuya letra prohíbe la exhibición ostensible de cualquier signo religioso en los centros de enseñanza públicos.


Las medidas, arraigadas en el beneplácito de la opinión pública (un 67% se mostraba partidario) comprenden otros escenarios de la vida pública como los hospitales y los espacios de la Administración, pero sobre todo revitalizan ese cacareado principio de la sociedad laica que está inscrito desde hace un siglo en el alma de la Constitución francesa.


Las cosas se han ido serenando en estos dos últimos años de experiencia legislativa, aunque la ley en cuestión le costó a Francia una amenaza directa de Al Qaeda y le ocasiona de vez en cuando problemas de convivencia en las aulas. Palabra de Chirac: «No puede tolerarse que al amparo de la libertad religiosa se pongan en entredicho las leyes y los principios de la República. El laicismo es una de sus grandes conquistas. Es un elemento crucial de la paz social y de la cohesión nacional. No podemos dejar que se debilite».


ALEMANIA


El islam, parte de Europa


En un país como Alemania, en el que residen 3,3 millones de musulmanes, la mayoría de origen turco llegados en los años 60 y 70, el debate sobre el uso del velo comenzó en 2003, cuando un colegio del estado federal de Baden – Wurtemberg negó un trabajo a una profesora germana de origen afgano, Fareshta Ludin, por cubrirse el pelo con un pañuelo.


El asunto acabó en la Corte Constitucional, que un año después acabó dando la razón a la maestra, aunque advirtió que a partir de ese momento cada estado podría emitir leyes al respecto, siempre que la prohibición de llevar velo quedara equiparada al resto de las religiones. Apenas unos meses más tarde, el Parlamento regional de Baden – Wurtemberg prohibía el pañuelo musulmán en las escuelas y con el tiempo le seguirían las Cámaras de otros ocho estados, entre ellos Baja Sajonia y Sarre. La ciudad – estado de Berlín prohibió en julio tanto el pañuelo como otros símbolos religiosos en las escuelas (cruces cristianas y kipás judías).


En septiembre, el debate volvió a surgir en la sociedad después de que el ministro del Interior, Wolfgang Schäuble, decidiera convocar la primera Conferencia del Islam en Alemania, en la que participaron 30 representantes de asociaciones musulmanas, expertos y delegados de los distintos estados federales. Lo que se calificó como «el inicio de una nueva convivencia» se vio de alguna manera empañado por la retirada de la ópera Idomeneo de Mozart, en una versión de Hans Neunfels, de la cartelera de la Deutsche Oper, por unas supuestas amenazas islamistas.


Al día siguiente, en el Bundestag (Parlamento federal), Schäuble declaraba que el islam era parte del Estado alemán y de Europa y pidió a los musulmanes residentes que se declaren a favor de la democracia y de la Constitución germana. Apenas unos días después, el diario popular Bild publicaba las opiniones de personalidades turco – alemanas, que llamaban a las musulmanas a no usar el pañuelo en su vida cotidiana, asegurando que las convertía en «objeto sexual» y dificultaba su integración en la sociedad. Una de ellas, la diputada de los Verdes Ekin Deligöz, ha recibido numerosas amenazas de líderes religiosos de Turquía y Alemania y recibe protección oficial.


PAISES BAJOS


Movilizados contra una comunidad


En Bélgica, el velo y sus variantes es argumento de debate, pero el Gobierno federal no aplica ninguna restricción y, en general, teme actuar contra lo que su primer ministro, Guy Verhofstadt, considera sólo una manera de vestir. Sin embargo, en la región más rica y conservadora de Flandes – donde triunfa la extrema derecha – , los belgas se movilizan contra una comunidad que se ha radicalizado en los últimos años.


En 2004, el Parlamento regional aprobó una ley para prohibir el burka en público y algunas ciudades imponen multas de 120 euros. La sancionada más célebre fue, en 2005, la mujer de Jalid Bouloudo, acusado de estar involucrado en el 11 – M y condenado en Bélgica.


Los vecinos han ido más lejos. Holanda, que el mes próximo renovará su Gobierno en unas elecciones donde la inmigración será un tema central, puede convertirse en el primer país en prohibir el burka en todo su territorio. El Parlamento ya votó a favor de esta ley a principios de año, pero el Ejecutivo aún no ha aprobado el veto.


Con información de Fernando Mas, Irene Hdez. Velasco, Rubén Amón, Carlos Alvaro Roldán y María Ramírez.

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