POLÉMICA SOBRE LOS SIMBOLOS DEL ISLAM / La Europa multicultural
La convivencia en Europa
El Mundo, 30-10-2006GUSTAVO DE ARISTEGUI
El reciente artículo del líder de la Cámara de los Comunes británica, Jack Straw, ex ministro de Exteriores y del Interior, desató una fuerte polémica a propósito del uso del velo por parte de las mujeres musulmanas en Europa. Conviene subrayar que Straw abogaba por desechar el uso del niqab, el velo que cubre el rostro, por impedir una adecuada integración de la mujeres en las sociedades democráticas avanzadas. No dijo en ningún momento que debían dejar de usar el hiyab, el velo que cubre el pelo, pero ya se sabe que algunos aprovechan la más mínima oportunidad para incendiar los ánimos.
Sé de lo que hablo. Recientemente pude ser testigo de un desagradable incidente en un conocido restaurante del centro de Madrid. Corría el mes de agosto, hacía un calor sofocante y el aire acondicionado del local se acababa de estropear. Había cuatro jóvenes cubiertas por el hiyab y una señora de cierta edad se les acercó y, sin querer provocar ninguna polémica, les preguntó si el velo no les daba calor. Una de ellas le espetó en perfecto español: «Pues no, y además sepa usted que muy pronto todas ustedes se verán obligadas a llevarlo».
Me parece perfecto que no se pueda obligar a nadie a quitarse el hiyab – no somos una sociedad laica como Francia – , pero es intolerable que en algunas mezquitas radicales se esté enseñando que muy pronto sus leyes y costumbres serán impuestas a toda la ciudadanía.
La cuestión central es si el multiculturalismo del Reino Unido o la asimilación forzosa de Francia han tenido éxito. Parece que no. La primera tiende a crear guetos, separación y marginación.La asimilación francesa impone a todos los valores de su V República, sin tener en cuenta sus sentimientos o identidad religiosos.Sin embargo existe una tercera vía, la integración, que lleva aparejada el carácter aconfesional del Estado, que a su vez permite y protege la práctica de cualquier religión, pero también a quienes se declaran agnósticos o ateos.
No se entiende la fascinación de la izquierda europea por un sistema tan medieval como es el multiculturalismo. La única salida viable a la delicada y trascendental cuestión de la convivencia es el respeto del Estado de Derecho y el principio de igualdad de todos. La corrección política y el miedo a las polémicas han paralizado la respuesta, que tiene que ser, necesariamente, tan equilibrada como firme. La cesión en principios básicos de la democracia no puede ser una opción.
Gustavo de Arístegui es diplomático y portavoz de Exteriores del Partido Popular en el Congreso de los Diputados.
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