M2 / LOS VECINOS OLVIDADOS / Villaverde Alto
Los últimos de Plata y Castañar
El Mundo, 30-10-2006AMAYA GARCIA
Tres familias de este poblado chabolista del sur de Madrid se han quedado fuera del proceso de realojo. No constan en el censo que se hizo hace años pero, dada su situación, Toñi, Anunciación y Mariluz piden ayuda a la Administración. «Viendo cómo vivimos está claro que esto es pobreza», se quejan Desde la caravana de Anunciación, gitana, 24 años y madre dos hijos, se ve un enorme colegio privado y bloques de casas. A priori, la vista no es más que eso, una simple vista. Pero para ella lo es todo. Entre otras cosas, porque si da la espalda a ese panorama el que se encuentra es mucho peor. Algo así como el horror. Poblado chabolista de Plata y Castañar, Villaverde Alto, barro por todos los lados, basura por kilos, casas medio derruidas, alcantarillas destrozadas… Escenario de ese submundo madrileño que a golpe de realojo se trata de erradicar. Y que a Anunciación, por ahora, le va a tocar soportar un tiempo.
«Me he quedado fuera del censo que hicieron del poblado y ahora no me dan una vivienda», explica en la puerta de su caravana. Un colchón, una pequeña estufa y una nevera pintan el panorama. Huele a humedad y el frío y el viento se sienten en los huesos. Lleva un año frente a la que era la casa de su abuela, ahora derruida. «Por lo menos estoy enganchada a la luz y tengo una salida de agua». Para darse una ducha, va a casa de su madre. «Me han robado el barreño».
Vive con la renta mínima (Remis), 315 euros. Pide ayuda a la Administración: «No me pueden decir que me vaya a otro poblado. Me gustaría que me dieran una solución real». Ha tocado todas las puertas y ha echado cuanta solicitud ha caído en sus manos. «He ido al Ivima (Instituto de la Vivienda de Madrid), al Iris (Instituto de Realojamiento e Integración Social), al Secretariado General Gitano, a mi trabajadora social…».
En la misma situación están Toñi y Mariluz. La casa caravana con porche a base de piezas de madera y cartón de la primera está a pocos metros del hogar de Anunciación. En diciembre hace dos años que vive en el poblado. «Mi marido y yo estamos en paro», comenta sin sacar las manos de los bolsillos. «Desde que me casé hace 10 años, hemos estado de casa en casa de familiares y conocidos». Hasta que se compraron la caravana. 600 euros. «Por lo menos ya tenía mi casa». La colocaron delante de la casa de su cuñada, ahora también reducida a escombros. «Pasad, pasad».
Imposible quitarse el abrigo. Las dependencias anexas al vehículo se llenan con dos sofás destartalados, una cocina, ratas y cucarachas según a qué hora del día. Dentro, dos camas: una para la pareja y otra para los dos niños. Con un pequeño radiador tratan de soportar el frío. «Si llueve, nos encerramos aquí los cuatro porque se encharca todo. A los niños los cambio de ropa un montón de veces al día».
También Toñi y su marido, Francisco, chatarrero que busca trabajo, han acudido a todas las ventanillas institucionales. «Sabemos que no se puede dar casa a todo el mundo, pero creo que viendo cómo vivimos está claro que esto es pobreza». Dicen que cuando llegaron al poblado no sabían que existía un censo. «Aquí había una oficina del Iris y el payo Antonio nos dijo que no estábamos inscritos». En principio han quedado fuera tres familias. «Aquí quedarán unas cinco o seis familias más. Las demás han sido realojadas».
Por las calles, apenas transita gente. Algún coche se deja ver de vez en cuando. En el asfalto, hay enormes boquetes que obligan a los vehículos a frenar cada cierta distancia. «Es que antes había carreras de coches en la zona. Como no venían a solucionarlo, hicimos esto», dice Anunciación. A pocos metros de su caravana, Mariluz, 29 años, tres hijos de 10, ocho y seis años. «A nosotros tampoco nos dan vivienda», se queja con el carro de la compra en una mano y cuatro barras de pan en la otra.
No quieren irse a otro poblado
Ninguna de las tres quiere mudarse a otro poblado. «¿Qué quieren, que me vaya a Las Barranquillas, lleno de delincuencia y droga por todos los lados?». Desde hace un tiempo, los niños de Anunciación duermen en casa de su padre. «Antes, ellos dormían en la cama y yo en el suelo con un saco». Pero en el momento que llueve o hace viento, «hay un ruido muy grande».
Tampoco resulta fácil a estas familias engancharse al mercado laboral. «Yo trabajaba antes fregando suelos», afirma Anunciación. «Hace mucho de eso». Ahora, cuenta, no puede ir a buscar empleo porque «me pueden robar en casa». Siente miedo, sobre todo por la noches, cuando se queda sola en el poblado. «Tampoco funcionan las farolas».
Desde la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, aseguran que el Iris, en esta ocasión, «se limita a realojar, porque las condiciones las pone la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV)», que depende del Ayuntamiento. En el poblado de Plata y Castañar, clasificado como de «tipología especial», vivían 130 familias. «Las seis últimas familias que estaban en chabolas van a ser realojadas en breve», comentaron fuentes de la Comunidad.
El Ayuntamiento, por su parte, insiste en que la responsabilidad está repartida: «Parte del censo depende del Iris y parte de la EMV». Además, comentaron que los censos se cierran muchos años antes de comenzar los realojos. «Era la manera de saber quién era chabolista y quién no». También añadieron que si no se está en dicho censo, no se entra en el proceso de realojo.
Mientras, Anunciación, Toñi y Mariluz siguen esperando una «solución real».
«ME HE QUEDADO FUERA Y NO ME DAN VIVIENDA»
Anunciación, una de las mujeres que no han sido realojadas, explica: «Me he quedado fuera del censo que hicieron del poblado y ahora no me dan una vivienda. He ido al Ivima, al Iris, al Secretariado General Gitano, a mi trabajadora social…». Toñi y Francisco dicen: «Sabemos que no se puede dar casa a todo el mundo, pero creo que viendo cómo vivimos está claro que esto es pobreza».
El Iris dice que «se limita a realojar, porque las condiciones las pone la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV)». Y desde el Ayuntamiento reparten responsabilidades: «Parte del censo depende del Iris y parte de la EMV».
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