La 'propiedad' de unas canchas y una chica desató la pelea
El Mundo, 29-10-2006Dos bandas se enfrentaron el viernes en Ascao. Hay dos apuñalados y los vecinos denuncian constantes agresiones Un menor de edad grave y otro joven de 19 años herido. Ése es el balance de una pelea entre dos bandas latinas registrada la noche del pasado viernes en los alrededores del parque de Ascao, en el distrito de Ciudad Lineal. «Todo comenzó con la típica pelea de los viernes por la noche», explica Jéssica, que vive y trabaja en la zona, y se encontró «con el mogollón» cuando salía del gimnasio, a las 21.30 horas.
Las dos bandas rivales con más integrantes de las que se encuentran en Ascao, los Ñetas y los Dominican Don t Play, habían coincidido en los bancos situados frente a las tres canchas de baloncesto y fútbol sala. Ubicados tras la iglesia de San Romualdo, en el corazón del parque Ascao, las dos bandas consideraban que el territorio es suyo. Allí es donde las noches de los fines de semana suelen hacer sus botellones privados, refugiados tras una vegetación que forma una medialuna con las canchas y les otorga una especial intimidad.
«Es por eso por lo que no se puede pasar por el parque cuando oscurece. Lo hacen suyo y al día siguiente tampoco se puede ir porque lo han llenado de botellas rotas y basura», prosigue Jéssica. Esa noche, para complicar más las cosas, los dos grupos tenían otra fuente de conflicto: una chica había estado tonteando las últimas semanas con las dos bandas, tal y como asegura un vecino que se considera «muy bien informado». Los insultos, por tanto, no tardaron en convertirse en empujones. A los pocos minutos, cada grupo ya había sacado su catálogo de armas: navajas, pitones de motos, piedras y botellas rotas.
El peor parado fue un menor de 17 años de nacionalidad dominicana. Recibió una puñalada en la fosa renal izquierda, y haciendo de tripas corazón, logró huir hasta la parada de Metro de Ascao, donde se personaron los efectivos del Samur – Protección Civil. Según informó Emergencias Madrid, el menor tuvo la suerte de que esta semana los sanitarios estrenaban un sistema de ecografía que permite una prueba diagnóstica in situ.
El sistema permitió que se determinara rápidamente lo penetrante de la herida y la consecuente hemorragia interna abdominal. Llegó al Hospital Gregorio Marañón, donde ayer fue operado, con el diagnóstico ya hecho.
Alexander B. R., un ciudadano ecuatoriano de 19 años, huyó en sentido contrario, hacia la calle de Servando Batanero, donde se tiró al suelo a la altura del número 70. Tenía una herida leve en el glúteo, causada por una puñalada. Raúl y Natael, dos quinceañeros residentes en la zona, lo vieron todo desde el balcón de sus casas. «El tipo corría cojo y detrás de él iban muchos más», comenta Raúl, que señala que los que se vieron implicados en la pelea son los mismos que impiden que él y su amigo accedan a las canchas a no ser que madruguen.
La investigación está siendo llevada por agentes del Cuerpo Nacional de Policía de Ciudad Lineal y por la Policía Municipal. El mismo viernes ya se detuvo a Roberto M. S., de 25 años y nacionalidad ecuatoriana, como persona relacionada con los hechos, si bien se esperan más detenciones en los próximos días.
Mientras, los más ancianos del lugar continúan indignándose cuando en las zonas deportivas leen pintadas del tipo «Colombia, directo desde las putas calles», o «Dominicano in the zone». Los familiares de David, un joven de 19 años, siguen protestando, tal y como publicó este periódico el pasado 16 de octubre, porque a su hijo, con síndrome de Down y una minusvalía del 65%, le quitaron su balón y le pidieron dinero para entrar en las canchas.
Y Saray, encargada de una pizzería de la calle de Ezequiel Solana, aún acude asustada a su trabajo, donde ella y sus compañeros fueron asaltados recientemente. Dos hombres, un español y un suramericano, entraron en el local y pegaron a dos repartidores. Luego zarandearon a todas las trabajadoras que estaban en el recinto, causándole un esguince de tobillo a una de ellas, que tuvo que pedir la baja. Los agresores fueron detenidos en el acto por la Policía, pero hora y media después salieron de la comisaría. Volvieron al local y rompieron la cristalera. «Y nadie nos asegura que no vuelvan más violentos todavía», concluye Saray.
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