Marruecos pedirá al Gobierno que aclare la presunta paliza policial a un senador de su país
El Mundo, 29-10-2006La Comisaría niega los hechos, acusa al político de pegar a su mujer y dice que él golpeó a los agentes MADRID. – El partido marroquí Al Ahd (El Pacto) va a pedir mañana al ministro de Asuntos Exteriores de su país, Mohamed Benaissa, que hable con el Gobierno de Zapatero para que éste investigue «la agresión de un parlamentario marroquí por parte de la Policía española». La petición se hará en sede parlamentaria, una pregunta llena de acusaciones mayúsculas, «porque la institución parlamentaria marroquí ha sido humillada por las autoridades españolas».
El dueño de la pregunta será Ouazzani Najib, secretario de Al Ahd y diputado por Nador, que llevará al terreno político un suceso con onda expansiva: la presunta víctima va a presentar en los juzgados de Melilla una querella criminal contra la Policía española y Al Ahd va a convocar dos concentraciones ante la Embajada española en Rabat y la aduana de Beninsar para denunciar «las permanentes violaciones de los Derechos Humanos que se producen en Melilla hacia ciudadanos marroquíes tanto regularizados como sin papeles».
La pregunta parlamentaria de Najib se refiere a los malos tratos que, presuntamente, varios policías nacionales infligieron a un senador de su partido durante la noche del pasado 8 de octubre en Melilla y las «vejaciones» a que fue sometido durante las 48 horas siguientes mientras era vigilado por los agentes en un box de Urgencias del Hospital Comarcal de la Ciudad Autónoma.
Aquel domingo, Yahya Yahya, un ciudadano de 39 años con doble nacionalidad marroquí y holandesa, fue detenido en su propia casa por la Policía española acusado de maltratar a su esposa. Varios vecinos llamaron al 091 al oír gritos en la casa que Yahya comparte con su mujer, una joven española de origen cristiano que se ha convertido al islam.
Yahya Yahya es miembro del partido El Ahad, senador por la zona oriental de Marruecos y presidente del Grupo de Amistad de la Cámara de Consejeros con el Senado de España. Es un conocido defensor de las tesis marroquíes sobre la soberanía de las ciudades de Ceuta y Melilla.
El viernes por la noche, Yahya habló en persona con EL MUNDO. Su relato, en un perfecto castellano, sobre lo que presuntamente pasó desde que los policías se presentaron en su domicilio hasta que salió del hospital en libertad sin fianza – pero con los cargos de resistencia a la fuerza pública y maltrato en el ámbito doméstico – es sobrecogedor.
«Eran seis policías. Me dieron un fortísimo golpe en la espalda que me dejó atontado. Luego vinieron patadas, golpes, puñetazos. Me esposaron y me tiraron al suelo. Me apretaron tanto las esposas que aún tengo las marcas. Mire». Y cuando Yahya se levanta los puños de la camisa del traje aparecen en escena dos huellas azuladas rodeando sus muñecas. «Yo denuncio mi caso porque tengo fuerza, pero es sólo la punta del iceberg de la indefensión de miles de sin papeles que pasan la aduana y que sufren las vejaciones».
El político marroquí habla del 8 de octubre: «Aquella noche teníamos la tele muy alta, porque es normal que las noches de Ramadán sean ruidosas tras los rigores del ayuno del día. Además, mi mujer y yo habíamos discutido, es verdad. Quizá por eso, algún vecino llamó», dice.
Aunque él lo niega y dice que todo es «una exageración», Yahya tiene un doble historial de presunto maltrato de género. El 2 de abril de 2006 fue detenido y puesto a disposición judicial por causar lesiones a su esposa, según la Policía. La Comisaría de Melilla dice que la mujer le acusó verbalmente de haberla agredido y que el propio Yahya presentaba lesiones «producidas, al parecer, en los altercados con su pareja». Sin embargo, horas después Yahya fue puesto en libertad sin cargos.
El senador cuenta que, en la madrugada del 9 de octubre, la violencia policial fue física y psíquica. «Me gritaban ‘¡moro de mierda, vete a tu país!, ¡como vuelvas aquí te vamos a matar!’». Asegura que cada vez que pedía que le aflojaran las esposas, los policías se las apretaban más. «Al final, tenía tanto miedo y tanto dolor que acabé desmayándome».
Yahya calcula haber pasado cuatro horas inconsciente. «Me desperté en un box de Urgencias del hospital. Me vi una pequeña cicatriz en la barriga con tres puntos de sutura. Aún no sé a qué corresponde. Cuando desperté, seguía esposado. Sólo tenía mis pantalones y mis calzoncillos, completamente manchados de mis propias heces».
El 10 de octubre, una hora antes de que la juez – acompañada de un abogado de oficio – se presentara en el centro hospitalario para tomarle declaración, Yahya pudo asearse. «La juez me preguntó por qué había pegado a mi mujer. Lo negué. Me dijo que si la Policía me había agredido, la denunciara. Pero yo no lo hice por miedo». Después, fue al bufete de su abogado y se hizo las fotos que acompañan esta historia.
La Policía contradice a Yahya. Asegura que cuando llegaron a la vivienda, él tenía «las manos y el rostro ensangrentados, con una herida inciso – punzante en el abdomen, de la que manaba sangre». La Policía sostiene que sus agentes fueron agredidos por él y que, en la tercera planta, había una niña y una mujer, «con heridas inciso cortantes y un gran hinchazón en la cabeza». Según los agentes, la mujer acusó a Yahya de la agresión porque decía que «la quería matar».
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