Judith Campos / Bolivia: «Empecé a trabajar en un club de alterne. Me explotaban y decidí cambiar de vida»

La Razón, 28-10-2006

Madrid – La llegada de esta boliviana a nuestro país, hace ahora
aproximadamente tres años, resultó «traumática»: «Empecé a trabajar en un
club de alterne, limpiaba las habitaciones de las chicas y cambiaba las
sábanas. Me explotaban, trabajaba toda la semana, no tenía días libres y
me pagaban 700 euros. Un día, la dueña me dijo que necesitaba más
muchachas para los clientes. Me negué, y entonces dijo que las chicas de
la limpieza teníamos que vestir minifalda. Ya no volví nunca más».
   En espera de un contrato
   Esto fue un punto de
inflexión en su vida ya que a partir de este momento, Judith, madre de
tres hijos, se dedicó a cuidar niños y al servicio doméstico: «Tengo mucha
paciencia y experiencia con los niños. Me encantan. Trabajo con dos
familias y cuido de sus hijos, pero también atiendo la casa y plancho.
Gracias a Dios he sabido organizarme y me da tiempo a todo».
   A
la espera de que le den los papeles, Judith, de 43 años, trabaja sin
contrato y no cotiza a la Seguridad Social: «Las casas a las que voy me
han prometido que me harán un contrato y por fin podré legalizar mi
situación».
   Titulada en Administración de Empresas, esta
señora sueña con recuperar su profesión: «En mi país era secretaria
ejecutiva, pero aquí es imposible. Los inmigrantes sabemos que venimos a
trabajar en la construcción, en el campo o en el servicio doméstico. Mi
esposo reparte publicidad y mi hija mayor hace limpieza en casas. Yo sigo
formándome en mi carrera profesional. Lo último que muere es la esperanza».
   

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