«Os vamos a destripar si volvéis»
Dos hermanos denuncian que seis vigilantes de seguridad los golpearon e
La Razón, 28-10-2006MADRID – «Mi hermano estaba en el pasillo apoyado en un panel que al caer
dio contra una puerta metálica y armó mucho ruido», así comienza su relato
Óscar, de 17 años. Él y su hermano Ronald, de 16, se disponían a coger el
metro en la estación de Sol el pasado 13 de octubre cuando una señora les
recriminó estar rompiendo un cartel. A partir de ese momento, según la
versión de estos hermanos peruanos que denunciaron su caso enviando una
carta al diario «20 Minutos», seis vigilantes de seguridad de la estación
los expulsaron de las instalaciones de Metro a empujones mientras les
proferían insultos xenófobos.
Según explicó Óscar, ambos
hemanos estaban llegando al andén de la Línea 1 cuando dos guardas de
seguridad los llamaron. «Detrás de ellos llegó la señora que los acusó de
golpear el cartel hasta tirarlo al suelo acompañada de otros dos agentes,
la mujer estaba histérica y llegaron dos vigilantes más con las porras
sacadas», señaló el chico.
Diez minutos sin visión
A las once menos cuarto de la noche, simpre según la versión de los
jóvenes, Ronald y Óscar fueron obligados a salir de la estación entre
empujones y comentarios como: «Os vamos a destripar si os volvemos a ver»,
O «volved a la jaula, monos». «Uno de ellos nos dijo que le habíamos
estropeado la hora de su bocadillo, yo sonreí por el comentario porque me
parecía surrealista y entonces uno me pegó en la cabeza y otro me dio un
golpe en el ojo que me dejó diez minutos sin visión», indicó el mayor de
los hermanos.
El suceso fue recogido en un parte de incidencias de
la estación, del que los chicos se quedaron con un resguardo. Unos actos
que, según fuentes de Metro de Madrid, «no estaba especialmente resaltado
entre las incidencias del día». En casos similares, informaron, los
encargados de la seguridad en Metro llaman a la Policía pero en este caso
«no se consideró siquiera avisar a una patrulla», indicaron. Además,
añadieron las mismas fuentes, «en la estación de Sol a esas horas sólo
había cinco guardas de seguridad, no seis,como afirman los hermanos».
«Sólo se apoyó en el cartel»
El
relato de los chicos, que explican que simplemente el pequeño de los dos
se apoyó en el cartel que estuvo a punto de caerle encima, no acaba ahí.
Afirman que los sacaron de la estación y les pidieron la documentación.
También los obligaron, dicen, a apagar y encender sus teléfonos móviles
para comprobar si eran suyos y que no los habían sustraído. Ronald, el
pequeño de los dos, comenzó a llorar por la situación y fue entonces
cuando uno de los vigilantes, que se autocalificó como «racista», según
los denunciantes, le dijo: «No llores, no me gustan las mariconas».
Ronald y Óscar llamaron a su padre, quien los aconsejó que llamaran a la
Policía y al Samur. Pusieron una denuncia, que está pendiente de juicio,
aunque fuentes de Metro dudan de esta versión y añaden que la llamada a la
Policía se produjo varias horas después del incidente.
Ahora los jóvenes evitan por todos los medios pisar la estación de Sol
para acudir a sus clases de dibujo en una escuela de la Plaza Mayor.
Tienen miedo de que algo similar les pueda ocurrir, más ahora que el caso
ha saltado a los medios. Están incluso plateándose abandonar sus clases de
pintura porque «el trayecto desde Gran Vía es muy largo».
Cada día los vigilantes de seguridad de la red de Metro desalojan a unas
500 personas por actos vandálicos similares al caso por el que fueron
acusados los jóvenes ecuatorianos. Estos sucesos se producen especialmente
los viernes y durante los fines de semana, durante la tarde y la noche. En
cualquier caso, según informó un portavoz de la Consejería de Transportes
e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, de ser cierta la versión de
Ronald y Óscar, este suceso se trataría de un caso aislado y excepcional
entre las incidencias registradas en el metropolitano cada día.
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