Bush firma la ley del muro con México para frenar la entrada de inmigrantes
ABC, 27-10-2006MERCEDES GALLEGO CORRESPONSAL
NUEVA YORK. Con la presencia del vicepresidente Dick Cheney y los líderes republicanos en el Congreso, el presidente George W. Bush firmó ayer la ley que autoriza la construcción de un muro que separará la frontera sur de EE.UU. con México. Un acto más destinado a la campaña electoral que a la práctica, puesto que al no venir acompañado con fondos para su financiación puede que nunca se levante.
Otra ley aparte destina 1.200 millones de dólares como «señal» para iniciar las obras que se estiman en 6.000 millones de dólares, pero se especifica que ese dinero puede ser utilizado para una combinación de proyectos denominados de «infraestructura práctica» que refuercen la opción preferida por el Departamento de Seguridad Doméstica de «muro virtual». Se trata de carreteras, luces, radares, sensores, cámaras y una multitud de elementos que probablemente acapararán los fondos de lo que el Gobierno de México llama «el nuevo Muro de Berlín».
El país vecino, que aporta más de la mitad de los 12 millones de emigrantes ilegales que se calcula existen en Estados Unidos, ya ha visto crecer en las últimas décadas una valla en la frontera desde las playas de Tijuana. Con esa valla, y una intensa vigilancia de patrullas fronterizas, se desvió el paso de emigrantes de la zona más concurrida de San Diego (California) a otras más peligrosas a través del desierto de Arizona. Sólo en los seis años que Bush lleva en el cargo, las patrullas fronterizas han apresado y deportado a seis millones de personas que intentaron entrar al país ilegalmente.
Más de mil kilómetros
El nuevo muro tiene previsto cubrir 1.126 de los casi 3.400 kilómetros de frontera que comparten ambos países norteamericanos. Los Estados de Arizona, Nuevo México, Laredo y Texas serían los que lo verían alzarse, pero los expertos creen que la valla por sí misma «sólo retrasará a la gente un minuto o dos, porque no será impenetrable», dijo TJ Border, presidente del Consejo Nacional de Patrulleros Fronterizos. En su opinión, «si del otro lado no hay agentes vigilando, no servirá para nada». Pese a los recientes refuerzos, sólo 12.000 agentes patrullan la frontera, apoyados por efectivos de la Guardia Nacional.
El diario The Washington Post considera, sin embargo, que por la forma en la que se ha redactado la ley «los legisladores prácticamente se han asegurado de que la valla nunca se construya de la forma en la que se ha anunciado». Ciertamente, la ley no incluye ningún plazo ni especificación.
La ambiciosa reforma migratoria de Bush ha chocado con los intereses electorales de los legisladores que refrendarán sus asientos en el Congreso el próximo 7 de noviembre. Por eso el mandatario ha tenido que conformarse con la adición de esta valla, que se ajusta al objetivo de demostrar su compromiso con la seguridad de un país, que «desafortunadamente hace décadas que no está en total control de sus fronteras», dijo ayer.
Atascado en el Congreso
Bush advirtió que «tenemos mucho más por hacer», en referencia al plan para legalizar a los 12 millones de extranjeros sin papeles que trabajan en el país, atascado en el Congreso. La Cámara Baja aprobó este año una ley para criminalizar a los inmigrantes, que les llevaría a las cárceles en lugar de a los centros de deportación y establecería penas para quienes les ayuden. Dicha ley no logró abrirse paso en el Senado, que tiene una propuesta más cercana a la del presidente, quien propone un programa de contratos temporales.
«Tenemos que encarar la realidad de que millones de inmigrantes ilegales ya están aquí», recordó ayer Bush. «No se les debe dar un pase automático a la ciudadanía, eso sería amnistía, y yo me opongo a la amnistía, pero hay un punto medio racional entre darles un pase automático a la ciudadanía y el programa de deportación masiva». Bush sostiene que si su partido sigue conservando la mayoría en las Cámaras, será más fácil llegar a un acuerdo satisfactorio.
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