NEGOCIOS ALREDEDOR DE LA INMIGRACIÓN CLANDESTINA

Suvenires para policías

Comerciantes locales montan un mercadillo en el aeropuerto senegalés al que llegan los repatriados

El Periodico, 27-10-2006

FRANCE PRESSE
SAINT LOUIS

Ya que viajas a Senegal, aunque sea para acompañar a los sin papeles repatriados por el Gobierno español, pues aprovechas y te compras algún recuerdo del país africano. Eso es lo que deben de pensar los policías españoles que escoltan a los inmigrantes clandestinos desde las Islas Canarias hasta el aeropuerto de Saint Louis. A partir de las peticiones de los agentes de los cuerpos de seguridad, los comerciantes senegaleses decidieron montar un mercadillo cerca de las pistas de aterrizaje en el que se pueden adquirir desde máscaras y figuras tribales hasta jarrones y pañuelos.
Más de 4.400 senegaleses han sido ya devueltos a su país a través de los vuelos que organiza España los lunes, miércoles y viernes desde el 14 de septiembre. “Es esos días, con la llegada de los clandestinos, cuando hacemos negocio con los policías españoles”, explica Sokna Dièye, una de las siete vendedoras del mercadillo que tienen el permiso de las autoridades aeroportuarias para comerciar. “Podemos llegar a ganar 1.500 euros en un día”, añade.

Túnicas a medida
Otra tendera, Fatou Dièye, asegura que todo lo que adquieren los españoles “es made in Senegal”. Brazaletes, babuchas, collares, “incluso un policía, Miguel, pidió una túnica africana batik a medida. Tuvo que venir el sastre al aeropuerto para tomarle medidas y cortar la tela”, rememora. Se ve que el agente quería darles una sorpresa a sus compañeros y amigos a su regreso a a España.
Además de Miguel, son muchos los policías que cada vez demandan artículos mucho más originales que una simple figurita de una jirafa de madera. “Recibimos encargos de todo tipo. Incluso hay quien nos pide un objeto en uno de sus viajes y nosotros se lo enviamos en un vuelo posterior”, comenta la vendedora.
En la otra cara de la moneda se encuentran los policías, que no esconden su contento por poder llevarse a casa un recuerdo africano. “Tenemos mucha confianza con los comerciantes -explica Sergio, un agente vestido de paisano-. Nos vemos bastante a menudo, y todos sacamos provecho. A nosotros nos sirve para poder hacer regalos a los amigos y parientes”.
También reconoce el beneficio Fatou Dièye, a quien se le escapa sin embargo algún que otro remordimiento. “Es verdad que nos frotamos las manos cuando llegan los aviones de España, pero el ritmo de repatriaciones es inquietante. Los conciudadanos repatriados no corren tanta suerte”.

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